"El blanqueamiento de ETA hace que cada día sea 26 de noviembre"

Joaquín Imaz fue la primera vícitima de ETA en Navarra. Su hija Carmen reconoce que las heridas no están cerradas

Jefe de Redacción de COPE Cantabria

Santiago Ruiz de azúa País Vasco

Tiempo de lectura: 2' Actualizado 20 oct 2023

Carmen Imaz tenía siete años cuando ETA asesinó a su padre Joaquín Imaz. Era el 26 de noviembre de 1977 y Joaquín, Comandante de la Policía Armada en Navarra, había pasado un rato jugando a las cartas con sus amigos antes de ir a casa.

En aquella partida Joaquín Imaz comentó a sus compañeros de partida que tenía el presentimiento de que las amenazas que recibía iban en serio. Poco después, varios miembros de la banda dispararon en nueve ocasiones al comandante cuando se dirigía a su vehículo. El último tiro, el de gracia, se lo dieron en la cabeza cuando Joaquín yacía en el suelo.

“Aquella noche me desperté con el ruido de un cristal roto. A mi madre también le pasó. Sonó el teléfono y le dijeron que mi padre estaba herido. Ella contestó, herido no, muerto. Empecé a llorar y no paré hasta cuatro años después” cuenta su hija Carmen en esta entrevista.

La única hija de Joaquín quiso ver por última vez a su padre una vez muerto y así se lo contó a una tía suya que en el funeral la acercó al féretro para que viera el cuerpo de su padre. “ Le habían reconstruido el rostro tras los disparos y se veían las tiritas tapándole las heridas” recuerda Carmen.

Tras la muerte de Joaquín su esposa entró en shock, una situación que le afectó hasta tal punto que no quería saber nada de su hija. “Ni me abrazaba, ni me besaba, ni nada. Mi madre se preguntaba: qué hago yo con esta niña ahora que no está mi marido” cuenta Carmen.

Joaquín Imaz fue el primer asesinado por la banda terrorista ETA en Navarra y tras su asesinato su familia se trasladó a vivir a Madrid.”En Pamplona a mi madre no le atendían en las tiendas, la gente se cruzaba de acera.."

Carmen Imaz reconoce en esta entrevista no tener superado el asesinato de su padre y aunque no odia a los autores del crimen, sí siente por ellos un profundo asco.