El ayuntamiento de Bilbao ha decidido empezar a controlar el ruido que se genera en las terrazas de locales hosteleros, de las que la ciudad cuenta con cientos, un número que se incrementa ahora en verano con la llegada del buen tiempo y la cercanía de las fiestas patronales de agosto, que elevan hasta en 150 el número de estas instalaciones a cielo abierto

El problema surge en las calles de la ciudad en la que la proliferación de estas terrazas, unida al aumento de personas que se acercan a las misma provoca problemas de ruido, especialmente en calles estrechas, como las del Casco Viejo de Bilbao o las tradicionales calles de “poteo” (salir de copas) de la ciudad.

Un ejemplo es la calle Ledesma, paralela a la Gran Vía, y peatonal en su mayor parte, una calle en la que los vecinos denuncian sufrir niveles de ruido superiores a 83 decibelios, muy similar al paso de un tren de mercancías...pero prolongado en el tiempo por horas.

Medidores de ruido

Por este motivo el ayuntamiento de Bilbao ha decidido iniciar una prueba piloto instalando hasta 8 “sonómetros” medidores de ruido en diferentes puntos de esta calles.

En cuanto se pongan en marcha proyectarán un mensaje si se traspasa el umbral máximo de decibelios con el objetivo de sensibilizar a quienes se pasen de volumen.

Los aparatos se han colocado en el tramo de Ledesma comprendido entre las calles Alameda Mazarredo y Berastegi, y son de un modelo que incorpora un proyector que emitirá un foco con un mensaje de advertencia “Baja el tono” en el suelo cuando se registren de forma continuada durante un tiempo establecido esos 83 decibelios.

Esta iniciativa se va aponer en marcha este próximo viernes a modo de prueba y verificación de su utilidad, y el ayuntamiento que dirige Juan Amri Aburto utilizará los resultados que se obtengan para estudiar su posterior ampliación a otras zonas de la capital vizcaína.

Más civismo y menos multas

El concejal de Movilidad y Sostenibilidad, Alfonso Gil, es consciente de que la puesta en marcha de esta prueba no supondrá una inmediata bajada del nivel de ruido en la calles Ledesma, pero cree que que trasladar un mensaje de civismo sin tener que entrar en el terreno de las multas.

El experimento cuenta con el apoyo de los hosteleros de la zona que repartirán un folleto informativo a los clientes informando de la iniciativa.