Villamiranda, la floristería que perfuma Pamplona desde 1916, encara su futuro: "Es un legado que nos han dejado nuestros antecesores"
La tercera generación de la familia Martínez relata cómo el negocio ha evolucionado desde un vivero en 1916 hasta convertirse en un referente en bodas y eventos
Pamplona - Publicado el - Actualizado
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En el corazón de Pamplona, en la calle García Castañón, sobrevive un negocio que ha visto pasar más de un siglo de historia. Se trata de la Floristería Villamiranda, un establecimiento que se prepara para cumplir 110 años y que hoy regenta la tercera generación de la familia Martínez. María Puy Martínez, una de las herederas, relata con orgullo cómo han mantenido vivo el legado familiar que comenzó su abuela en 1916.
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De vivero a emblema de la ciudad
Los orígenes del negocio se remontan a 1916, cuando la abuela de María Puy "puso como una especie de vivero en la avenida Gipuzkoa", explica. El éxito inicial la animó a abrir una tienda en la calle San Nicolás. Con el tiempo, la floristería se trasladó a su ubicación actual en García Castañón, aunque también llegaron a tener otra en la Plaza de la Libertad que ya ha cerrado.
Toda la familia ha estado siempre vinculada al negocio, desde sus tíos y su padre hasta sus primos. "Hemos estado siempre rodeados de flores, toda la vida", afirma Martínez. Para ellos, es más que un trabajo; es una herencia recibida con gratitud y responsabilidad. "Es un legado que nos han dejado nuestros antecesores, pues de hace, pues, 100, el año que viene serán 110 años", comenta.
Es un legado que nos han dejado nuestros antecesores"
Adaptación y auge de las bodas
Con más de un siglo de trayectoria, la clave ha sido la evolución constante. "Hemos tenido que ir adaptándonos y evolucionando un poco con el paso de los años", señala María Puy. Actualmente, la floristería se ha especializado en eventos y bodas, un sector que vive un momento de gran auge: "A raíz de la pandemia ha empezado a casarse mucha gente y tenemos muchísimas bodas", asegura.
El vivero original sigue siendo una pieza fundamental, ya que "nos hace es suministrar plantas y flores a la tienda", creando una fuerte compenetración. Además de los eventos, la tienda mantiene a su clientela de siempre, un público fiel que ha pasado de generación en generación. "Ya vienen hijos de nuestros antiguos clientes", destaca con satisfacción.
El reto del relevo generacional
El futuro, sin embargo, plantea el desafío del relevo generacional. La familia siente el peso de la responsabilidad y la pena de que "esto se se pierda". Aunque a sus hijos y sobrinos "les gusta mucho", María Puy es consciente de que "la gente joven ya va por otros derroteros". A pesar de ello, la esperanza de que el negocio continúe en la familia sigue viva.
Nos gustaría que la continuidad sea también dentro de la propia familia"
La conexión con la comunidad es una de sus mayores satisfacciones. Comentarios como "¡ay, qué bien, todavía estáis aquí!" les generan un "bienestar" y una "satisfacción personal enorme". A pesar de ser "mucho trabajo", incluyendo fines de semana, la familia se siente orgullosa de un negocio que consideran "muy bonito" y que aporta vida y color a las calles de Pamplona.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.