Nuevo acto vandálico contra el santuario de San Miguel de Aralar, arrancan una cruz y responde el capellán: "Responderemos al mal con bien"

El pasado octubre hubo otra acción en la que atacaron el santuario con pintadas y en marzo cortaron varias cruces

Alberto Sanz

Pamplona - Publicado el

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El santuario de San Miguel de Aralar ha vuelto a sufrir un nuevo ataque vandálico este pasado fin de semana. Desconocidos arrancaron una de las cruces situadas en la subida al santuario, un símbolo que ya había sido atacado el pasado mes de marzo, cuando varias cruces fueron cortadas con una radial. En esa ocasión también se quemó la puerta del templo, lo que evidenció una preocupante sucesión de actos contra este lugar de referencia espiritual en Navarra.  

En declaraciones a COPE Navarra, el párroco y capellán del santuario, Alfonso Garciandía, confirmó lo sucedido:  “El domingo, la gente que subía andando vio la cruz arrancada. Gracias a Dios seguía en el lugar y no la habían retirado. Nos avisaron y, en cuanto pudimos, la recogimos y ahora la tenemos en nuestro poder a la espera de poder restituirla”, explicó.

La recogimos y ahora la tenemos en nuestro poder a la espera de poder restituirla

Alfonso Garciandía

Capellán del santuario

Responder al mal con bien

“Responder al mal con el bien” es el mensaje que da el párroco y dejó claro que la respuesta de la comunidad será siempre pacífica: “La cruz es el núcleo de nuestra fe, es Jesucristo que por amor ha dado su vida y ha resucitado. Por eso, la única respuesta posible es el amor. Igual que ocurrió con la puerta, responderemos con el bien: restituiremos la cruz y seguiremos dando testimonio de nuestra fe”, afirmó. Aunque el santuario cuenta con cámaras de seguridad en el recinto, las cruces están situadas en el camino de acceso, por lo que es más difícil vigilar esa zona.

Un santuario que sigue abierto a todos 

A pesar de los ataques, Garciandía aseguró que no darán “ni un paso atrás” y que el santuario continuará con las puertas abiertas: “San Miguel es el que lleva la cruz de Cristo, y San Miguel su mensaje es 'quién como Dios, nadie como Dios' pues nadie como Dios para ayudarnos a seguir adelante, y el único que puede solucionar las cosas de este mundo es Dios pues le seguiremos pidiendo ayuda a Dios para que nos ayude".

"El santuario está abierto para que todos recibamos la luz y la esperanza que necesitamos”, concluyó. El santuario de San Miguel de Aralar, uno de los enclaves religiosos más emblemáticos de Navarra, afronta así un nuevo episodio de vandalismo, mientras la comunidad insiste en mantener vivo el testimonio de fe y en restituir los símbolos dañados.

ATAQUES ANTERIORES

El histórico santuario de San Miguel de Aralar ha vuelto a ser objeto de actos vandálicos en las últimas semanas, lo que ha provocado una profunda indignación tanto en la comunidad religiosa como en la sociedad navarra en general. El emblemático templo, situado en un enclave de gran simbolismo espiritual y cultural, ha sufrido pintadas y daños materiales en su exterior e interior, alterando la tranquilidad habitual del lugar.

Las pintadas, realizadas con spray en varias zonas de la fachada, contienen mensajes de carácter ofensivo cuyas motivaciones todavía se investigan. Además, se han registrado daños en elementos de acceso y mobiliario, lo que ha obligado a reforzar las labores de mantenimiento y limpieza en un espacio de especial sensibilidad patrimonial.

La comunidad encargada de la custodia del santuario condenó enérgicamente los hechos y expresó su dolor al ver cómo un lugar de oración y recogimiento se convierte en blanco de ataques repetidos. "No es solo una agresión al patrimonio religioso, sino también al patrimonio cultural de toda Navarra", afirmaron en un comunicado.

Las autoridades competentes ya han abierto una investigación con el objetivo de identificar a los responsables. La Guardia Civil ha intensificado la vigilancia en la zona y no se descarta la instalación de nuevas medidas de seguridad, como cámaras de control, para prevenir futuros daños.

Desde el Gobierno de Navarra también se elevó una condena categórica, subrayando la necesidad de preservar el santuario como parte esencial de la identidad cultural del territorio. Instituciones y colectivos culturales recordaron que el santuario atrae no solo a numerosos peregrinos, sino también a visitantes que valoran la riqueza histórica de la zona.

La ciudadanía, por su parte, ha mostrado de forma espontánea su repudio a los ataques. En redes sociales se multiplicaron los mensajes de apoyo y solidaridad, y varias asociaciones vecinales manifestaron su disposición a colaborar en iniciativas para proteger y cuidar el entorno.

Los expertos en patrimonio advierten que este tipo de actos vandálicos pueden tener consecuencias irreparables en edificaciones de gran valor histórico. La piedra, la talla artística y los elementos decorativos pueden perder su integridad original debido al uso de productos químicos para su limpieza, lo que añade gravedad a los daños ocasionados.

Además, la reiteración de incidentes en un mismo lugar apunta, según analistas sociales, a la necesidad de abordar no solo la seguridad física del santuario, sino también la promoción de una mayor conciencia ciudadana sobre el respeto a los bienes comunes. "La educación y la sensibilización resultan fundamentales para que la sociedad entienda que dañar el patrimonio es dañarnos a todos", señalaron desde una asociación cultural.

El santuario de San Miguel de Aralar, con siglos de historia, ha sido durante generaciones un punto de referencia espiritual y cultural. La imagen del arcángel San Miguel y las tradiciones vinculadas a su devoción forman parte de un acervo que trasciende lo religioso y se considera ya patrimonio colectivo.

En este contexto, los responsables del recinto han anunciado que, más allá de las labores de reparación, organizarán jornadas de sensibilización y actividades culturales abiertas al público. Su objetivo, afirmaron, es transformar la indignación en una oportunidad de unión y conciencia comunitaria para proteger lo que consideran un legado histórico de valor incalculable.