Tal y como anunciamos la semana pasada, hoy nos vamos al norte, en concreto a los pies de los Pirineos, visitamos el Valle del Salazar, en concreto nos vamos hasta uno de los pueblos más bonitos de Navarra, Ochagavía.

Me viene el recuerdo en estas fechas en las que las chimeneas comienzan a humear, ese olor característico que tienen casi todos los pueblos a fuego a humo. Seguro que así huele Ochagavía estos días, que como bien has dicho es uno de los pueblos más bonitos de nuestro viejo Reino.

Ese puente de piedra sobre el rio que atraviesa el pueblo, esas casas tan características, la vegetación… La verdad que no sabría con que quedarme.

Probablemente la imagen más emblemática de Ochagavía sea la de su puente medieval que acabas de nombrar sobre el Rio Anduña.

Pero en esta época en la que los arboles mudan de color y los bosques se convierten en un verdadero festival de colores, hay que decir que una de las entradas a la Selva del Irati es por esta localidad, el pulmón de Navarra o uno de los pulmones de Navarra, se convierte en esta época del año en un espectáculo digno de ser observado y disfrutado.

No es la primera vez que hablamos de la Selva del Irati en este espacio, partiendo de Ochagavía ¿qué nos ofrece el Irati?

Yo diría que tenemos dos opciones, o las Casas del Irati también conocidas por las Casas del Rey o desde Abodi. Cada una de las dos opciones es diferente.

Comentar que las Casas del Irati están cerradas en invierno y tenemos unos 24 km desde Ochagavía de una carretera complicada, pero solo por las vistas que nos encontramos de camino y lo que podemos disfrutar dando un paseo por la zona merece la pena, en el entorno de las Casas del Irati tenemos unos cuantos recorridos bien señalizados, por nombrar uno de ellos, tenemos la Cascada del Cubo un lugar que yo lo calificaría de excepcional, las casas se encuentran al lado de la Ermita de la Virgen de las Nieves, una ermita relativamente moderna, data de 1954 y a la que en sus orígenes estuvo relacionada con las peñas pamplonesas del Muthiko Alaiak y de Oberena.

La otra de las opciones de la que hablamos es Abodi. Abodi se encuentra en el lugar en el que en otros tiempos se encontraba la aduana de Pikatua. Desde el Centro de Montaña, abierto todas las estaciones del año, se pueden realizar paseos y disfrutar del contacto con la naturaleza. En primavera, verano y otoño desde Abodi se pueden conocer rincones diferentes de la selva del Irati, el monte Orhi y otras cimas pirenaicas.

Volviendo a Ochagavía que nos puedes decir del pueblo, de su historia…

Hay datos que nos hacen saber que ya en el siglo XI existía Ochagavía. Respecto al nombre, se cree aunque hay varias versiones al respecto, que tiene que ver con otsoa en euskera, es decir con los lobos, “sitio de lobos”.

Pero si hay un momento importante en la historia de Ochagavía es 1794, cuando al albor de la revolución francesa, Ochagavía fue saqueada y destruida por franceses se destruyeron 182 casas y 52 bordas. En unos 50 años el pueblo estaba reconstruido por la tenacidad de sus vecinos.

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Ochagavía es un pueblo en el que pasear y perderse por sus calles estrechas y empedradas. Disfrutar de sus casas siempre bien cuidadas, de sus floridos balcones, de la Iglesia de San Juan Evangelista cuyo origen se remonta al siglo XII.

Pero si hablamos de Ochagavía hablamos de la Virgen de Muskilda.

Tenemos un paseo desde Ochagavía hasta la Ermita de la Virgen de Muskilda de unos 5 km, una ermita románica del siglo XII, que se cree fue construida durante el reinado de Sancho VII el Fuerte, un lugar tranquilo que cada 8 de septiembre celebra la festividad de la virgen con una procesión de la preciosa talla gotica de la Virgen y con los tradicionales bailes de los danzantes de Ochagavia de los que hay referencias escritas desde 1695.

Si Ochagavía tiene tanto que ver, también tendrá de comer, que a esta hora a todos nos entra el hambre…

Recordaras Alberto y nuestros oyentes seguramente también, que el día que hablamos de las Bardenas Reales hablamos de las migas, pues en Ochagavía y en todo el Valle del Salazar las migas también son un plato tradicional, como lo son también otros platos de nuestra cocina y que se siguen cocinando y de los que podemos disfrutar en algunos de los establecimientos hosteleros de la zona, como son los menudicos, el txilindron, los guisos de caza o la paloma de pasa y por supuesto en esta época del año los hongos o las setas en sus diferentes versiones, beltzas, illarrakas, galampernas o perretxikos.