¿Ser panadero sin madrugar tanto?: La innovación al servicio del relevo generacional en las panaderías
"Hay que hacer que este oficio tan duro sea más atractivo para los jóvenes". Se trabaja en una mayor formación y tecnología avanza para que los panaderos no madrugen tanto
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La falta de relevo generacional pone en peligro el futuro de las panaderías tradicionales en La Rioja. Como en el resto de España, los hornos de pan se cierran porque no hay quien continúe con esa sacrificada labor. Sin embargo, hay solución, ha esperanza. El pan de calidad no puede faltar en ninguna mesa y las nuevas generaciones empienzan a darle el valor que merece.
Eduardo Villar, maestro panadero, propietario de 'Horno Arguiñano' de Logroño y presidente de CEOPÁN, nos ha contado en COPE cómo trabajan para que los jóvenes que buscan un empleo piensen en la panadería como futuro profesional. De hecho, el sector apuesta ya por la formación y la innovación para que un panadero ya no tenga que comenzar su trabajo a la una de la madrugada y pueda conciliar su vida laboral y personal.
Y es que, los pueblos se quedan sin panaderías mientras su población envejece y tiene más dificultades para acercarse a la ciudad para comprar el pan. Por eso, es imprenscindible mantener la calidad del pan y abastecer a estos núcleos rurales, a nuestra sierra. Los jóvenes deben 'tirar del carro', se tienen que hacer cargo de estos negocios pero para ello el trabajo de panadero tiene que ser más atractivo.
Con estos avances tecnológicos un panadero podría comenzar su jornada a las 6 de la mañana, como si trabajara en una fábrica. Además, podrían planificarse de otra manera los fines de semana o los festivos. Así sería más fácil concilar su vida.
Según el Instituto de Estadística de La Rioja, hay 107 negocios dedicados a la panadería.
«La panadería está en auge y sus baremos se van acercando cada vez más a la gastronomía». Con esta frase clausuró el presidente de CEOPÁN, Eduardo Villar, el Congreso de Tendencia Panadera celebrado en Santander.
La Rioja tiene la suerte de tener "las mejores manos en la masa".