Cárdenas (La Rioja): Una pausa con pan y vino en el Camino de Santiago
Cárdenas, puerta de entrada al valle de los monasterios de San Millán, también tiene mucho que ofrecer al peregrino
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Dejamos San Millán de la Cogolla plenamente reconfortados, no solo por el plácido descanso del que hemos disfrutado en su hospedería, sino también por el profundo sentido de las palabras que su prior, Pedro Merino, nos brindó a propósito de las preguntas que nos llevan al Camino, y las respuestas que la ruta hacia Santiago ofrecen a nuestros pasos.
Nájera nos espera el próximo martes para una nueva pausa con pan y vino en nuestro caminar hacia Santiago por tierras de La Rioja. Pero hoy, toca detenerse en Cárdenas. La puerta de entrada al valle que acoge los monumentos Patrimonio de la Humanidad, como así lo recuerda una amplia reseña escrita sobre la pared exterior de su frontón, la que da a la carretera. En ella se explica, a través del Voto de Fernán González "Omnes villas de rivo de Alesanco', que en el año 992, el rey de Pamplona y Aragón, Sancho Garcés II de Navarra, ofreció la villa al Monasterio de San Millán de la Cogolla por el alma del infante Ramiro, que había fallecido aquel mismo año.
Mucho tiempo después, en 1790, el pueblo de Cárdenas, dedicado históricamente a la agricultura de secano, la vid y los cereales, fue uno de los municipios fundadores de la Real Sociedad Económica de La Rioja, luna de las sociedades de amigos del país creadas en el siglo XVIII conforme a los ideales de la Ilustración.
Cárdenas y Nájera se disputan el lugar de nacimiento de Andrés Amutia de San Juan, escultor y autor del coro alto del Monasterio de Santa María la Real, del de San Benito el Real de Valladolid y del coro alto de la catedral de Santo Domingo de la Calzada.
En cualquier caso, la localidad, de apenas 200 habitantes, brinda al peregrino la posibilidad de disfrutar de la iglesia parroquial de la Asunción, levantada entre el siglo XVI y el XVII en sillería y mampostería, con una nave de tres tramos de distintas dimensiones. Su cabecera es rectangular y pequeña, tiene bóveda de medio cañón como cubierta y en el presbiterio, destaca el retablo mayor de un cuerpo y ático de tres calles, fechado en el siglo XVII.
También tiene una visita la ermita de Salamanchurri, situada en lo alto del cerro que domina todo el paisaje y cuyo exterior ofrece un área recreativa que se nos presenta como el lugar ideal para reposar cuerpo y mente, mientras planificamos nuestro descenso hasta esa auténtica joya del Camino Francés a su paso por La Rioja, que es la ciudad de Nájera y cuyos encantos tendremos ocasión de glosar el próximo martes.