Se nos ha ido un gran mallorquinista, uno de esos aficionados que hace reconocible a un equipo porque forman parte de su paisanaje, de esa cercanía que todo equipo de fútbol precisa.

Si los equipos son sus aficionados, por más que pretendan alejarlos de ellos para convocarles tan solo cada dos semanas, son ellos quienes le dan sentido a unos colores. También forman parte de una gran familia en la que como en toda familia simpatías y antipatías, cercanía y tensiones, todas propias de la condición humana, pero al final, con o sin desencuentros, todos son conscientes de pertenecer a una comunidad que está inexorablemente unida por unos colores. Eso es el fútbol.

Jaume Capllonch siempre estuvo ahí, al menos para quienes llevamos tres décadas siguiendo al RCD Mallorca. Incluso con dificultades y limitaciones de movilidad, Capllonch seguía acudiendo a su asiento en Son Moix. El estadio ha cambiado mucho, hay nuevos servicios, lugares de lujo (son los nuevos tiempos del fútbol), los horarios son extraños, pero el mallorquinismo, más allá de resultados, vive un gran momento social, la asistencia ha aumentado y mucha gente joven empuja al equipo. Son los hijos del barro que vivieron su primera final de Copa y que levantaron al equipo junto a los de toda la vida desde la Segunda B, y entre los de toda la vida estaba Jaume.

Entusiasta, apasionado de sus colores, elegante, rotundo en sus impresiones pero dispuesto siempre al diálogo, dispuesto a la sonrisa incluso en los momentos más convulsos de la entidad, cuando la crispación lo invadía todo. Tenía carácter Jaume. Fue cofundador de la Federació de Penyes junto a Miguel Garro, el primer presidente de la Federació de Penyes y presidente de la Graderío, quien sonreirá al verle ya dejar de sufrir. Ambos contemplan ya a su Mallorqueta desde algún lugar, juntos pusieron en marcha aquel colectivo de aficionados. Su también compañero Rafael Martorell ha tenido palabras emocionantes hacia él.

El RCD Mallorca ya tiene otro alma velándole para seguir luchando por su futuro y por la primera división. Una victoria ante la UD Las Palmas le devolvería algo de su gran pasión mallorquinista.

Capllonch presidió la extinta Federació de Penyes durante tres años y era presidente de la Penya mallorquinista de Valldemossa. El sábado tendrá lugar el velatorio entre las 18h y las 21h en Son Valentí. El lunes será el funeral en Valldemossa a las 20h

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El también ex presidente de la Federació, Rafael Martorell, lamentaba la pérdida de un amigo: "un buen amigo, un buen padre, un gran mallorquinista, un señor".