Adiós al gran directivo del deporte, Javier Cabotá

Francisco Javier Cabotá Sainz fallecía a los 73 años. Fue vicepresidente del RCD Mallorca con Miquel Contestí, después presidente y patrocinador del Orisba Vóley Palma

Adiós Javier Cabotá, el gran directivo del deporte mallorquín

Jordi Jiménez

Mallorca - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Decidió el fútbol que no había mejor día para la primera victoria en Son Moix del Mallorca que el día en el que se despedía a Javier Cabotá. El directivo eterno, el de los análisis contundentes, el hombre que hizo del entusiasmo por las cosas y los proyectos una forma de vida.

Una gran fotografía de Francisco Javier Cabotá presidió en los enormes videomarcadores de Son Moix el minuto de silencio previo al Mallorca-Sevilla y ese día, como si el Mallorca tuviera la obligación de brindarle una alegría a Cabotá en su despedida, los bermellones al fin ganaron. Hubo como otros días motivos para no hacerlo, ocasiones del Sevilla, pero Rajkovic se encargó de la tarea y además una decisión arbitral de Alberola Rojas. Cabotá debió sonrojarse al ver tanto empeño de todos para brindarle una victoria.

Aprendió sobre gestión deportiva en el RCD Mallorca de Miquel Contestí en el que fue vicepresidente. Se nos ha ido a los 73 años este empresario y promotor inmobiliario que es clave en la historia de Palma de finales del siglo XX, uno de los promotores de la remodelación del paseo marítimo, del centro comercial Porto Pi, de las urbanizaciones Maioris, Puig de Ros o Bahía Azul, o que gestó un proyecto de implantación en Mallorca de la Universidad Europea que no encontró los apoyos suficientes.

Cabotá era uno de esas figuras motor que hacen que las sociedades avancen, con ideas de mayor o menor éxito, pero con la permanente inquietud para poner en marcha proyectos. Es lo que hizo en el deporte, el Mallorca fue su pasión. Movió las cosas para que el Mallorca pudiera convertirse en SAD a principios de los 90 con la entrada en vigor de la nueva ley, y que por lo tanto el club pudiera seguir en el fútbol profesional. Llegaría entonces el Dr. Miquel Dalmau y poco después Antonio Asensio y el grupo Zeta. Cabotá mantendría un pequeño porcentaje de acciones.

Nunca quiso tomar las riendas ni encabezar ningún proyecto del Mallorca porque se dio cuenta de cuál era el desgaste que suponía en la isla ser el cabeza visible del club, como le ha pasado a otros empreasrios; aquel que se convierte en el pim pam pum cuando la pelota no entra. Si el Mallorca ganaba era cosa de los jugadores y como mucho podía haber flores hacia el entrenador hasta que se dejaba de ganar. Pero si la pelota no entraba las miradas iban hacia el palco.

El desgaste era tan grande que acuñó para la historia una frase que repetía en sus conversaciones sobre el Mallorca, y más de una vez ante los micrófonos de Cope: "al Mallorca se entra riendo pero se sale llorando". Pero sí lo hizo en el voleibol, Cabotá encabezó el proyecto del Voleibol Palma, entonces Orisba Palma, tras la marcha de Damián Seguí, el gran mecenas del voleibol que siempre volvía pero también se marchaba cuando se hartaba.

Cabotá heredó aquel Son Amar en 1987. Durante tres años logró dos ligas consecutivas, una Copa del Rey, Supercopa, entró en la Final Four de la Liga de Campeones siendo bronce. En su última temporada recuperó a Rafa Pascual e hizo un equipazo pero no ganó ningún título curiosamente. El año siguiente con la concentración previa a JJOO Barcelona 92 en Granada, Cabotá dejaba el proyecto del voleibol consciente de que había tocado techo.

Se suele recordar en el deporte mallorquín al gran mecenas del voleibol que fue Damián Seguí pero se olvida que hubo otro gran mecenas y promotor, Javier Cabotá, que hizo otro club campeón. Lo que hoy es el Palma Futsal, con su Champions y su Intercontinental, que ha creado toda una cultura de fútbol sala en Mallorca, lo fue el voleibol en los 80.

Javier Cabotá deja un legado y también un heredero del entusiasmo, Marcos Cabotá, que tiene en su padre ("el capitán" como él mismo le llamó), una inspiración para una historia de cine. Marcos, como director y guionista de cine, tal vez se anime un día a contar una vida de película en la que su padre fue capaz de brillar en una sociedad compleja como la mallorquina, pero que Javier conocía tan bien.

Le recordaremos.