El ayuntamiento de Verín reclamará a la Xunta de Galicia que reconsidere la medida de mantener los centros de día cerrados hasta septiembre y permita que “puedan abrir lo antes posible para evitar que usuarios y familiares continúen sufriendo las consecuencias del confinamiento”, dijo hoy el teniente alcalde de Verín, en una reunión con familiares de usuarios.

Diego Lourenzo aseguró que “mantener los centros de día cerrados atenta contra la dignidad de los mayores, ya que no vienen como si fuera un centro de ocio, sino que es mucho más, es un centro terapéutico y de rehabilitación, en el que las atenciones que presta son indispensables para la calidad de vida de nuestros mayores”, añadió el portavoz municipal.

La directora del centro, Chelo Ferreiro, lamentó que se tomara la decisión “sin tener en cuenta a los expertos en gerontología, que desaconsejan abiertamente el cierre de los centros de día, originando verdaderos dramas familiares”, como los que contaron esta mañana familiares de usuarios que “han dejado de comer, otros no quieren tomar la medicación y algunos se pasan el día llorando”.

María de los Ángeles Dócil, la mujer de un usuario, contó como desde que el centro cerró temporalmente solo puede atender el negocio de fotografía un par de horas por las mañana, “porque tengo que estar pendiente de mi marido, que está mucho más triste que antes. Él está mal pero yo estoy aún peor”, señalaba entre lágrimas.

Mari Carmen Justo, hija de otra usuaria, explicó como su madre “añora el centro de día, está llorando todo el día y no quiere comer ni tomar la medicación”, aseguraba.

Todos los familiares coinciden en señalar que “nuestros mayores tienen mucho más riesgo de contagio en un bar que en el centro, que cuentan con personal especializado, formado y donde se toman todas la medidas preventivas”, señalaron.

Antes de que se decretara el Estado de Alarma, hasta el pasado 14 de marzo, el centro de día A Raiola de Verín prestaba servicio asistencial a 28 mayores de la comarca de Monterrei, muchos con diversas patologías y algunos con deterioro cognitivo. En el centro trabajan 10 personas, cuatro gerocultoras, una educadora social, una trabajadora social, una fisioterapeuta, una psicóloga, el chófer del servicio de transporte adaptado y su directora, enfermera de profesión y especializada en atención al mayor.