Así se valora el riesgo de una víctima de violencia de género: "No todo el mundo lleva igual tener vigilancia 24 horas"
Una agente de la Guardia Civil de un equipo Viogén explica cómo se establece el nivel de protección que necesita una mujer que ha denunciado a su agresor.
Más de 5.800 mujeres están incluidas en el sistema de protección Viogén en Galicia
Santiago - Publicado el
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En Galicia hay más de 5.800 mujeres incluidas en el sistema de seguimiento integral de violencia de género Viogén. Se accede tras un paso fundamental y, las más de las veces, complicado: la denuncia. Desde ese momento, la víctima va a pasar en dos ocasiones por un proceso de valoración para determinar el apoyo que necesita: antes de que el caso llegue al juzgado la primera y la segunda, iniciado el proceso.
Ana María Lema es cabo de la Guardia Civil y desde hace años forma parte de equipos de atención a víctimas de violencia de género. En la actualidad está destinada en la localidad coruñesa de Noia. Explica en COPE Galicia que desde hace cinco años se emplea un protocolo con más de una treintena de parámetros que ayudan a trazar la situación en la que se encuentra la mujer. "Está la historia de la violencia, tanto psicológica, física...y otras circunstancias que se dan en la denuncia. Qué actitudes ha tenido el agresor en los últimos seis meses, respecto a acoso, control... También, aspectos de vulnerabilidad, si padece alguna enfermedad, si es extranjera...Luego están circunstancias relacionadas con menores"
A veces es difícil gestionar en el entorno familiar que se es víctima o haber denunciado
Equipo Viogén en Noia
protección desde el momento de la denuncia
La cabo Lema explica que, en la mayoría de los casos, en el primer momento tras la denuncia el presunto agresor está detenido, pero igualmente "se asegura (a la víctima) para que no tenga represalias con respecto a familiares". Tras el paso a disposición judicial llega la segunda valoración de la situación de la mujer, "la de evolución de riesgo, y en función del resultado de esas treinta y siete preguntas, independientemente de que tenga o no medidas, se hace un seguimiento de protección policial".
Un algoritmo establece las medidas de protección que necesita la víctima: "en el extremo es vigilancia permanente de una patrulla, en el alto, se fijan entrevistas telefónicas o personales, depende del caso, además de que todos los días las patrullas pasa varias veces por el domicilio". Explica Ana María Lema que se trata de " tener capacidad inmediata de reacción". En el nivel medio o bajo también hay recorrido de los agentes por las inmediaciones del lugar donde reside la víctima, pero las conversaciones con ella son más espaciadas.
Pero no todo está en manos del algoritmo: los agentes que la atienden detectan "mejor que ella" el nivel de riesgo que sufre, asegura Lema. "Basta que ella diga que no para que realmente se vea que es sí... vemos perfectamente que ella puede minimizar en exceso la realidad que tiene, y no es consciente. Nosotros podemos subir al alza las valoraciones: si vemos a una víctima en un riesgo superior en esos momentos y el sistema indica un nivel más bajo, justificándolo con la realidad, se sube el nivel".
La nueva etapa que se abre tras la denuncia no es sencilla: "es muy difícil por parte de ellas asumir a veces... pues una víctima de riesgo extremo, que tiene a la guardia civil las 24 horas... no todo el mundo lo ve de la misma manera. Es un apoyo, pero no todo el mundo lo ve igual, es difícil que ellas puedan gestionar a veces en el entorno familiar el ser víctimas, lo primero, haber denunciado, los hijos... todas las circunstancias que lo rodean, porque es una mochila en carga", asegura la especialista.
la denuncia es el camino
La agente Lema cree que más que un repunte de la violencia de género, lo que han aumentado significativamente son las denuncias: "afortunadamente la sociedad está más mentalizada... amigos, vecinos, familiares... se están abriendo a hacer público a informar de casos que no quieren salir a la luz". La investigación puede arrancar manteniendo la privacidad de quien ha dado la primera pista, pero ese anonimato no puede continuar indefinidamente "porque tiene que haber alguien que verbalice de lo que es testigo, no se puede evitar".
"Pero hay que intentar convencer al entorno familiar, amigos cercanos y a las víctimas...que denuncien, que comuniquen esa situación, para intentar darles una solución, que sí la hay", asegura Ana María Lema.
difícil también para quien acompaña
La cabo Lema lleva varias décadas en la atención a víctimas de violencia de género, pero asegura que ni para ella ni para los miembros de su equipo resulta una tarea fácil: "son muchos casos, muchas víctimas...Al final, muchas nos llaman sólo para desahogarse. Yo llevo en Galicia desde 2012 y tengo casos que cogí en 2013 y están abiertos todavía...muchos años"
Explica que hay ocasiones en las que la protección judicial ha finalizado, pero la policial se mantiene, porque no se sabe la actitud que va a tener el "victimario", si ha habido un cambio de actitud o sólo "le tenía miedo al juzgado". También hay veces en las que es la propia víctima la que, por distintas razones, renuncia a la protección.
"Que llamen al 016, al 062, al 112... una llamada aunque sea anónima, que nosotros vamos al domicilio o a donde se nos diga"