Cuando la música es terapia en las calles de Lugo
Iván, un artista callejero nacido en la capital lucense, gira "por todo el mundo" con su arpa y este domingo se puso a tocar en pleno casco histórico de la ciudad para deleite de los viandantes
Lugo - Publicado el - Actualizado
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Estamos en primavera. La gente en Lugo no es ingenua en cuanto al tiempo. Sabemos que unos días de sol en primavera no significan nada. A la semana siguiente una borrasca con nombre y apellidos puede ponernos a remojo durante varios días, como si fuésemos garbanzos, y devolvernos al recuerdo de las desapacibles jornadas de invierno. Será también por eso que, cuando vemos un tibio rayo de sol a estas alturas del año, salimos a la calle con la sonrisa puesta.
Fue precisamente eso lo que sucedió este domingo. Después de que la jornada anterior unas nubes traicioneras intercalasen varios chaparrones entre los claros que acabaron por imponerse, una jornada soleada desde el amanecer hizo que el casco histórico de Lugo se llenase de gente paseando a mediodía. Para mejorar aún más el humor de nativos y visitantes, la música empezó a resonar en las viejas piedras de la ciudad bimilenaria, todavía protegida por su muralla romana.
En la Rúa San Pedro, un músico maduro cantaba piezas populares, pop de los años 80 y 90, apoyado en el sonido que arrancaba de las cuerdas de una ajada guitarra. A la misma hora, otra artista callejera sacaba preciosas notas de un violín en Bispo Aguirre, bajo el arco de la puerta de la muralla, sin duda para proteger su blanca piel de los insolentes rayos que proyectaba Lorenzo en ese momento.
música de arpa en las calles de Lugo
En Conde Pallares, en la confluencia con la Rúa Doutor Castro, estaba Iván Garmén. Es el nombre artístico con el que este músico, nacido en Lugo, "gira por todo el mundo" tocando su arpa. Es un instrumento poco común en las calles. Él mismo nos contaba que es un poco "complicado" transportarlo. Su volumen, enmarcado por el tapiz de color verde que su propietario despliega sobre el empedrado de la calle, contrasta con la ligereza de los acordes que proyecta.
Es "música terapéutica", nos dice Iván, para curar o al menos actuar como paliativo en una "sociedad con tanto dolor". Lleva 13 años tocando el arpa, muy poco tiempo, confiesa, para llegar a un nivel excelso en el dominio de este instrumento. Es como "haber empezado ayer", dice, pero al oído del profano, las notas que consigue sacarle son realmente maravillosas.
Le preguntamos cuánto tiempo tendríamos que emplear para aprender a tocar el arpa de una forma decente. Parece difícil. Su respuesta nos sorprende. Con un buen maestro, si nos aplicásemos, en "dos meses" podríamos entonar alguna pieza, asegura. Él mismo se ofrece para enseñarnos. Da clases en línea y nos recuerda que podemos encontrarlo en Instagram.
Ahí lo dejamos, en Conde Pallares, tocando. Y pensando, seguramente, en el próximo lugar de destino de su "música terapéutica". Sobra dolor en todas partes.