Así vivieron dos niñas de diez años el apagón en Lugo: "Tuve miedo. Pensé que se acababa el mundo"

Hablamos con Elia y con Martina de lo que sintieron en aquella jornada tan inusual en la que, de repente, todo se quedó parado, desde el ascensor de sus edificios hasta la cocina de sus padres

José Luis Ramudo

Lugo - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Pasada una semana desde el apagón general que dejó sin luz a todo el país, aún no sabemos las causa exactas de lo que sucedió en la red eléctrica. El presidente gallego, Alfonso Rueda, pedía este lunes, después del Consello da Xunta de Galicia, explicaciones sobre lo ocurrido. 

Parece evidente que es necesario llegar al fondo del asunto y conocer los motivos que propiciaron el colapso del sistema, sobre todo para tomar las medidas de precaución necesarias de cara a evitar que algo así vuelva a suceder. Si es que eso es realmente posible.

Fue una jornada atípica, para todos. De repente, todo se quedó parado. Después de escuchar a políticos, expertos y gente que opina de casi todo, en COPE Lugo hablamos con dos niñas de diez años. Con Elia y con Martina

Les preguntamos cómo vivieron ellas el apagón. Qué sintieron durante ese día tan inusual. Tuvieron miedo, se preocuparon por sus seres queridos y vieron alteradas las rutinas cotidianas. Más o menos lo mismo que muchos adultos.

En Lugo, la luz volvía unos minutos antes de las seis de la tarde, aunque hubo barrios en la capital que no recuperaron el suministro eléctrico hasta eso de las nueve. Con todo, fue la primera ciudad gallega en recuperar la normalidad. 

Lo confirmó el alcalde, Miguel Fernández. Cada niña lo recuerda a su manera, pero ambas con alegría y con cierto alivio.

un día sin clase

Hace una semana, el martes, no hubo clase. Fue también una jornada atípica para los niños. 

La Xunta decidió suspender la actividad lectiva, por prudencia, y muchos padres tuvieron que hacer números para cuidar de sus hijos pequeños. Otros tiraron de los abuelos. Todo un clásico. 

Para ellas fue un día libre, una jornada sin obligaciones escolares y, por lo tanto, casi festiva. Lo cual, en todo caso, no evita que se hagan preguntas de mayores.

De todas formas, en lo que coincidimos, niños y también adultos, es en el convencimiento de que lo mejor es que algo así no vuelva a pasar.

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