Graduación de oro para un grupo de gallegos retornados de Venezuela: "Nos reencontramos felices, te lo juro"

Un grupo de emigrantes retornados celebra los cincuenta años de su graduación en Caracas en una quedada de fin de semana en Negreira (A Coruña)

Patricia Iglesias

Santiago - Publicado el

5 min lectura

Junio es momento de despedidas escolares, graduaciones...momentos especiales que quedan en la memoria, a veces, para siempre. 

Es el caso de la promoción de estudiantes que en 1975  se graduó en el  colegio "Diego de Losada" de Caracas.  Buena parte de ellos eran hijos de emigrantes gallegos: hubo quien nació en Venezuela, otros se marcharon de pequeñitos desde aquí con sus padres.  Buena parte de ellos regresaron después de graduarse y quedaron esparcidos por sus localidades de origen aquí, en Asturias, León, Madrid. Pocos mantuvieron el contacto a la vuelta, pero la red se volvió a tejer a partir de un encuentro casual en un partido de fútbol.

"El Compos estaba de aquella en Primera División",   recuerda Gonzalo, uno de los artífices del reencuentro. "Allí estaba un compañero, lo reconocí, él me reconoció... él también tenía contacto con dos o tres, más alguno que también se sabía... y dijimos, vamos a juntarnos un día" 

En aquella primera reunión, hace treinta años, se reunieron trece del grupo de algo más de treinta que habían terminado juntos sexto de bachiller en Caracas. 

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Graduación de la promoción de 1975 en el Colegio Diego de Losada de Caracas

Parecía que no había pasado el tiempo...

Maximino, otro de los promotores de los reencuentros, asegura que en aquella primera reunión, en Ourense, "nos reconocimos todos y parecía que estábamos viviendo allí... lo que vivimos en el colegio". "Los recuerdos de niños marcan mucho", añade Gonzalo: "nos llevábamos bien, jugábamos juntos, los primeros amores...Somos felices, te lo juro!" Desde entonces, cada año hacia el mes de enero ya están dándole vueltas a cuándo celebrarán la próxima cita. 

El encuentro ha ido moviéndose anualmente por distintos puntos de Galicia: Ourense, Sarria, Santiago... empezaron con una cena, luego una comida con sobremesa larga y ahora que cumplen 50 años, la quedada va a ser de fin de semana en una finca de Negreira. Porque aseguran que siempre hay carrete del que tirar, con los ojos puestos en los recuerdos de aquellos años que pasaron en Venezuela, un país al que agradecen la acogida que le permitió a sus familias prosperar.

"Una parte de mi corazón es venezolana", asegura Gonzalo: "Venezuela le permitió a nuestros padres, que eran gente humilde, con muchas necesidades económicas en España, optar a una vida mejor". Subraya que él fue el primer universitario en su familia, igual que su compañero de pupitre, Maximino. En su caso, recuerda que él "era un chico nacido en Santa Comba...y de allí no iba nadie a estudiar... bueno Carracedo únicamente", dice en referencia al conocido genetista.

Una parte de mi corazón es venezolana... Venezuela fue un país que le permitió a nuestros padres tener una vida mejor 

Gonzalo López

Emigrante retornado

Aseguran que en cada encuentro siguen apareciendo anécdotas nuevas, porque compartieron una etapa fundamental de sus vidas y convivían, a veces más tiempo que con sus propias familias. Cuentan que, aunque la sociedad venezolana los acogió con los brazos abiertos, "los gallegos tendíamos a juntarnos". Recuerdan los momentos compartidos en la Hermandad Gallega de Caracas, donde había desde actividades deportivas, comidas de confraternidad, cursos de gaita, hablábamos galego... "Ibamos al Junquito, una zona fresquita de Caracas donde hacíamos barbacoas..."

"tenemos anécdotas para escribir un libro"

La etapa escolar en el "Diego de Losada" es una auténtica mina de recuerdos por lo que cuentan Gonzalo y Maximino, y la mayoría, muy felices. Eso, a pesar de que era un centro con cierta "disciplina castrense". Recuerdan, por ejemplo, la jura de bandera un sábado al mes: "teníamos que ir al colegio con uniforme de gala, cantábamos el Cara al Sol y sonaban los dos himnos, el venezolano y el español". 

Eran los años setenta, la enseñanza ya era mixta, aunque chicos y chicas hacían gimnasia en grupos separados y en el aula, ellas ocupaban la mitad delantera mientras los chicos, las filas hacia el fondo.  Gonzalo y Maximino recuerdan entre risas que "había peleas" por conseguir ir castigados a las mesas junto al profesor, en el estrado "porque desde allí veíamos a las chicas de frente... y les veíamos las piernas"

la directora tampoco se pierde las "bodas de oro"

Pero a pesar de las gamberradas más o menos inocentes... parece que eran buena gente. Así los recuerda la directora del colegio, también emigrante retornada a la que han conseguido localizar también. María Luisa Alonso tiene ahora 85 años y estará en la quedada de este fin de semana. "Los recuerdo con mucha satisfacción, eran unos alumnos educadísimos, allí no había un problema de indisciplina, los padres muy colaboradores... El colegio tenía un ambiente excelente"

María Luisa también asegura que "fue feliz en Venezuela: nos vinimos porque a mi marido le sentaba muy mal el clima, fatal". De vuelta en Galicia, precisamente la meteorología de aquí fue lo que se le hizo más cuesta arriba a ella, confiesa.  

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María Luisa está encantada de que sus exalumnos la sigan invitando a las celebraciones anuales

Asegura que nunca pensó que volvería a reunirse con sus exalumnos venezolanos a este lado del charco: "no me lo figuré... yo aquí en Vigo vi a dos o tres alumnos que vivían cerca, nos saludábamos pero nada más". Un encuentro casual en Santiago con el padre de Gonzalo permitió establecer contacto con el grupo que venía reuniéndose ya anualmente. 

"A muchos los recuerdo cómo iban de pequeños, a Gonzalito, por ejemplo, iba impecable, con un pantaloncito ... Yo recuerdo con cariño todo aquello, los recuerdo a todos con cariño"

María Luisa retomó la docencia aquí en Galicia, fue profesora en la universidad de Vigo y asegura que la tuvieron que echar para que lo dejara a los 70 años...porque por ella seguiría dando clase: "acerté en mi vocación". 

"Al principio le temía un poco a la jubilación, porque me gustaba la enseñanza y... lo pasé un poco mal un año o dos, pero después me volví un poco agricultora-jardinera. Planto plantas, quito otras, llevo tierra de un sitio a otro en una carretilla, corto el césped..."

Cuando hablamos con María Luisa nos contó que  estaba pensando qué le dirá esta vez a sus exalumnos en estas bodas de oro de la graduación. Mientras, otros ultimaban las sorpresas que tienen preparadas para este fin de semana, con mucho sabor venezolano, aseguran.

Sólo han querido revelar que habrá música en directo: recibirán a la promoción del 75 en Negreira las pandereteiras As Maianas de Ames.

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Los encuentros de la promoción del 75 empezaron a celebrarse hace 30 años