Las consecuencias de que Santiago haya superado los 100.000 habitantes: más políticas que financieras
El nuevo récord de población supondrá que la Corporación tenga dos concejales más, pero no ventajas administrativas o más financiación pública
Santiago - Publicado el
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La ciudad de Santiago de Compostela superaba oficialmente a cierre de 2024 la barrera de los 100.000 habitantes, después de que el Instituto Nacional de Estadística haya confirmado que el censo se sitúa en 100.842 personas, lo que supone un registro récord en la capital gallega, tras aumentar la población en 1.351 habitantes durante el pasado año, debido sobre todo al número de extranjeros, cuyo registro superó las 8.200 personas, suponiendo ya más de un 8% del total de la población censada.
Sin embargo, este hito poblacional de Santiago de Compostela tiene consecuencias más simbólicas y políticas que administrativas o económicas. Así lo ha explicado en el programa Herrera en COPE en Santiago el catedrático de Derecho Administrativo de la USC, Luis Míguez Camacho, quien ha matizado el impacto real de este crecimiento poblacional para la capital gallega.
Cambios en el tablero político
Según Míguez Camacho, donde sí hay una repercusión directa es en el ámbito político. El cambio más significativo es el aumento en el número de concejales de la corporación municipal, que pasará de 25 a 27. Este ajuste, a su vez, eleva el número de ediles necesarios para alcanzar la mayoría absoluta, un factor que "se pone más cara" y que podría tener "repercusiones en el tema de las mayorías".
Junto al aumento de la corporación, también se incrementa el número máximo de dedicaciones exclusivas que pueden tener los concejales, pasando de 11 a 15. Sin embargo, el catedrático ha insistido en que, más allá de estos ajustes políticos, el impacto es limitado, afirmando que "las consecuencias son, digamos, más simbólicas que realmente efectivas".
Las consecuencias son más simbólicas que realmente efectivas"
En el aspecto económico, Míguez Camacho ha aclarado que superar este umbral poblacional no implica un cambio en los coeficientes que determinan la participación en los ingresos del Estado, que es la principal vía de financiación. Sí ha admitido que "para ciertos fondos concretos es posible que se establezcan tramos que sí que tengan en cuenta los 100.000 habitantes", pero ha subrayado que no afecta al sistema general.
El verdadero reto: la población flotante
El verdadero problema de financiación de Santiago, según el experto, no reside en el censo oficial, sino en la elevada población flotante. Se trata de personas que "hacen su vida en Santiago, pero que no están empadronadas" y, por tanto, no computan a efectos de financiación. Míguez Camacho ha señalado que esta población se estima en alrededor de "30.000 o 40.000 personas", que utilizan los servicios municipales sin que la ciudad reciba fondos por ellas.
Lo que realmente le influye de manera negativa en materia de financiación es el tener un alto número de población flotante"
El catedrático ha desmentido que no existan fórmulas para contabilizar esta población, poniendo como ejemplo los mecanismos aplicados en municipios turísticos estacionales. "Si las hay para los municipios turísticos, también las podría haber para situaciones como las que tenemos aquí", ha defendido. No obstante, ha reconocido que para casos de población flotante permanente como el de Santiago, la situación "no está todavía resuelta en nuestra legislación".
Finalmente, Luis Míguez Camacho ha restado importancia a la idea de contar a los estudiantes universitarios, ya que "cada vez pesan menos en la ciudad" porque muchos ya no residen en ella y se desplazan diariamente. En su lugar, ha puesto el foco en la población que "trabaja en Santiago, que accede con el vehículo particular", la cual tiene más influencia en el uso de servicios y debería ser tenida en cuenta. Para ello, ha concluido, "habría que estudiarlas, habría que buscar una manera de incorporarlas a la legislación, sobre todo al régimen de financiación de las entidades locales".
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