El colegio de las Discípulas cumple 75 años en Ferrol

La comunidad educativa del colegio Jesús Maestro celebó el pasado 11 de febrero sus 75 años con una celebración respetuosa con los tiempos covid. Fue una eucaristía presidida por el señor obispo en San Julián. La presencia del prelado no es baladí, sirve seguir apoyando la obra de estas religiosas, las discípulas, tal y como en el pasado el obispo D. Fernando Quiroga Palacios apoyó a la primera comunidad asentada en la Ciudad Departamental. La iglesia-catedral vivó momentos de profunda emoción, reencuentro de viejos compañeros de pupitre que revivían 50, 60 o 70 años después, sus andainas de juventud. Estaban también religiosas de las que ayudaron a levantar y hacer crecer esta obra educativa, y como no, los alumnos y profesores seglares del hoy.

LAS FUNDADORAS

No cabe duda de que para entender el esfuerzo llevado a cabo por aquellas cinco primeras monjas, fundadoras del colegio de Ferrol, la madre Lucía y las hermanas Soledad García, María Fe Pérez, Carmen Arias, Rosario López y Antonia Santos, hay que conocer la dureza de aquellos años de la postguerra y el interés del fundador de las Discípulas, el beato Pedro, por mejorar la calidad educativa de unos tiempos en los que la enseñanza no era obligatoria.

Don Pedro Ruíz de los Paños dedicó buena parte de su vida a la enseñanza y a la mejora en la gestión y funcionamiento de los seminarios eclesiásticos. Sabía de la importancia que una verdadera vocación religiosa tenía para la Iglesia y también conocía el valor de formar a los jóvenes para que pudiesen cumplir con ella, si era menester, o de lo contrario, abrirse al mundo como hombres de bien.

DISCÍPULAS DE JESÚS

En el verano de 1936 fallece el beato Pedro dejando escrita su “inspiración”, la que había tenido años atrás, en 1931. Se trataba de la fundación de un instituto religioso femenino de “almas animosas y generosas que se entreguen a Dios”, siguiendo además el ejemplo de Jesucristo, “han de vivir de sus criterios, de su amor y de su ministerio”. Una labor educadora y evangélica destinada a ser “glorificadoras del Padre, salvadoras –con Jesús- de los hombres, y víctimas en actitud de ofrenda”.

Aquella inspiración tardó en germinar, pero en diciembre de 1942 nacían, en Valladolid, las Discípulas de Jesús Maestro y solo un lustro más tarde, el instituto religioso comienza a expandirse. La primera de todas las fundaciones de las discípulas, fue la de Ferrol. Luego llegaron muchas otras, dentro y fuera de España (México, Venezuela, Zambia).

Aunque las dificultades fueron muchas, aquella media docena de monjas recién arribadas a Ferrol contaron con la compañía del vicario general de la Diócesis, que por aquel entonces era Don Félix García Tejedor. Él las acompañó en el tren desde Betanzos y ya en la estación ferrolana, tres jóvenes de la ciudad, Julia Fernández, Marciala Sobrino y la inolvidable María Luisa Falero (que pronto se convirtió en una discípula más), las guiaron por las calles hacia su primer hogar, sito por aquel entonces en la calle San Francisco.

PRIMER COLEGIO EN LA CALLE SAN FRANCISCO

Un piso sencillo y mucha ilusión era suficiente para comenzar a dar clases a unos jóvenes ansiosos por aprender. Los medios eran tan escasos que en los primeros meses cada estudiante tenía que llevar su silla al aula. A pesar de ello su buen hacer fue pronto conocido en la ciudad, teniendo que ir trasladando su sede en varias ocasiones debido a la demanda de plazas, hasta que por fin en 1957 se trasladaron al hermoso Chalet Antón, la casa de la torre, junto al parque municipal, que había levantado el arquitecto Rodolfo Ucha para aquella familia. Ahora una comunidad educativa convertía en aulas lo que antes eran salones y gabinetes.

El obispo Fernando Quiroga Palacios elogiaba la tarea de estas mujeres y su vocación e interés por hacer realidad su carisma, por medio de un colegio de Párvulos y Primera Enseñanza y a su tiempo, un colegio de Preseminario para los niños que diesen inicio a su vocación sacerdotal.

EL COLEGIO EN LA ACTUALIDAD

El colegio Jesús Maestro cuenta hoy en día con 4 inmuebles comunicados internamente, a la Casa Antón se le añadió en los años 80 un aulario y un gimnasio-salón de actos, se remodeló el patio de recreo, ampliando nuevamente las instalaciones en fecha más reciente, para contar con una escalera de incendios y con nuevas aulas para informática, psicomotricidad, usos administrativos o biblioteca.

Sigue siendo, a pesar de todo, un colegio pequeño, de una sola línea, en la que los estudiantes permanecen desde los 3 a los 16 años, cursando Educación Infantil, Primaria y Secundaria. Es precisamente ese carácter familiar el que hace que tras 75 años de vida, se siga anteponiendo la cercanía, la escucha, el trato de tú a tú con el alumnado a cualquier otro aspecto. Desde los años 60, cuando la tarea educativa comenzó a compartirse con profesores seglares, toda la comunidad comparte ese ambiente familiar. Hoy en día a estos aspectos se les bautiza con términos tales como cuidado del bienestar emocional, en las Discípulas se ha practicado siempre. No en vano su plan de interioridad es uno de sus máximos baluartes y los alumnos pueden disfrutar de un tiempo de escucha para todas sus inquietudes, le llaman el “tiempo para ti”.

A mayores hay muchos aspectos por los que en estos 75 años de vida ha sido conocido este colegio. Su eficacia y rendimiento educativo es uno de ellos. Si en los años 50 y 60 varias discípulas, como la Madre Magdalena, asombraban a los docentes de otras tierras por sus novedosos métodos de enseñanza, que luego eran copiados, en los 70 y 80 lo fueron por apostar por la enseñanza concertada gratuita, por convertir al colegio en un centro mixto en el que se ha enseñado siempre los valores de la igualdad y la solidaridad, no de forma teórica, sino implicándose en las necesidades de la sociedad. Todavía hoy es frecuente ver a sus estudiantes participando activamente con Cáritas en el Día de los sin techo, realizando campañas benéficas o caminando por la sede de esta ONG de la calle Magdalena. Este enfoque educativo se refuerza al sumarse el colegio al Pacto Educativo Global promovido por el Papa Francisco. Son los valores humanos y cristianos que como escuela católica quieren trasmitir.

Sumemos a todo ello la necesidad de adaptarnos a los tiempos, la constante formación de su profesorado para poder introducir con éxito en el centro, un fuerte programa de plurilingüismo, que incluye la presencia de profesores nativos en todos los cursos. Para reforzar el aprendizaje de la lengua inglesa al máximo, participan en programas de inmersión lingüística, en proyectos europeos como eTwinning (donde se realizan trabajos colaborativos on line con institutos de la UE), están dentro del programa Erasmus+ y recientemente se han convertido en el centro educativo ferrolano desde el que se puede obtener, mientras se cursa la ESO, el Diploma Dual, es decir, el título español y el estadounidense de bachillerato.

Si los idiomas son una de las grandes demandas educativas de nuestros días, no lo son menos las tecnologías. Con la plataforma educamos como nexo de unión con las familias, internet es ya una realidad cotidiana en la comunicación de la comunidad educativa. Dentro de las aulas, cada clase cuenta con su propio equipo informático conectado a la wifi, pantalla digital, equipo de sonido y megafonía. El aula de informática se mejora cada año y la biblioteca, integrada en el plan PLAMBE de la Xunta, está viviendo una renovación total. Dentro de ese programa de modernización, se ha implantado una radio escolar con la que el alumnado refuerza gran parte de las competencias y habilidades que adquieren en las aulas.