Si antes de la pandemia la alimentación suponía menos de un tercio de nuestro gasto, durante el confinamiento se elevó al 70%. Un recorrido inverso presentan sectores como el transporte o el ocio, que pasó de ser el 8% de nuestra estructura de consumo a apenas el 1% en los meses de marzo y abril en los que se decretó el encierro en las vivienadas.

Son datos del I Observatorio ABANCA elaborados con la colaboración conIeside a través del uso de las tarjetas de crédito. El estudio demuestra que la desescalada social también está empezando a ser económica, con una reactivación de la actividad comercial en la fase I de un 93% respecto a los niveles pre-covid, según los datos de las TPV de la entidad financiera. Durante lo más duro de la pandemia, decayó el consumo en los comercios hasta un 59%.

El comercio minorista, que representaba un 33% de la cesta de consumo de las familias, antes de la pandemia, redujo su peso hasta un 12% en el confinamiento. En la Fase I de desescalada, ha recuperado hasta un 26% el porcentaje de gasto.

El informe constata también dos grandes tendencias en los hábitos de las familias: crece el comercio electrónico y la tarjeta se ha convertido en el medio de pago principal. Se utiliza en un 47,5% de las transacciones comerciales, un 5% más que antes de la crisis sanitaria.