Repique de campanas: Iglesias de Extremadura alzan la voz contra la despoblación

El éxodo juvenil y la falta de oportunidades amenazan la supervivencia de los pueblos extremeños

Miriam Bañón

Mérida - Publicado el - Actualizado

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Las campanas han resonado hoy en toda Extremadura y en diversas diócesis de España. Un repique conjunto con el que la Iglesia quiere alzar la voz contra el problema de la despoblación que afecta a muchos territorios del país. Solo en Extremadura, en los últimos diez años, han emigrado más de 20.000 jóvenes, dejando a la región en una situación preocupante.

La llamada de atención ha llegado también a través de una carta conjunta firmada por los obispos extremeños titulada "Por amor a nuestro pueblo", en la que denuncian la falta de oportunidades y la necesidad urgente de infraestructuras para atraer empleo y mejorar la vida en estas zonas rurales. La Iglesia se suma así a las plataformas ciudadanas que luchan por una Extremadura con más oportunidades y menos abandono institucional.

Una realidad preocupante

Eugenio Campanario, párroco en tres municipios de Badajoz, conoce bien el problema y lo resume con una frase demoledora:

"Lo que sí vemos en los pueblos de Extremadura y que es un fenómeno, yo creo, de toda la España vaciada es la gran desigualdad que hay entre los que van muriendo y los que van naciendo. Hay un desnivel ahí grande que hace que cada año el crecimiento ejecutivo sea negativo. Y eso es lo que nos lleva a preocuparnos." 

Las cifras no mienten. El envejecimiento de la población y la constante emigración juvenil convierten a Extremadura en una de las regiones más afectadas por este problema. La falta de empleo y de servicios esenciales, como transporte y conexión a internet, sigue siendo un obstáculo para aquellos que quisieran regresar a sus raíces.

¿Puede el teletrabajo ser la solución?

A raíz de la pandemia, el teletrabajo ha permitido que algunas familias regresen a los pueblos buscando una mejor calidad de vida. Sin embargo, hay un gran obstáculo: la falta de vivienda disponible. Aunque hay muchas casas vacías, su estado de conservación o el alto precio de las rehabilitaciones dificultan la llegada de nuevos vecinos.

"Sabemos que hay gente que quiere venir y podría hacerlo gracias al teletrabajo, pero no encuentran vivienda en los pueblos. Es un problema grave porque hay muchas casas vacías, pero sin inversión suficiente para rehabilitarlas, la situación no cambia", explica Campanario.

Un llamado a la acción

El repique de campanas de hoy ha sido un aviso. La España vaciada necesita medidas urgentes para frenar su desaparición. La Iglesia, junto a otros colectivos, seguirá impulsando iniciativas para que Extremadura y otros territorios rurales dejen de ser considerados "de segunda". Mientras tanto, las voces de quienes aún resisten en estos pueblos seguirán clamando por un futuro mejor.