La pareja de 39 y 43 años, llevan conviviendo diez años y tienen dos hijos pequeños. No hace mucho decidieron casarse de una vez por todas e intentar tener una boda especial el pasado 1 de junio en la que sus familiares se quedaran atónitos... vaya si se quedaron!

Agentes de la Guardia Civil junto a dos civiles irrumpieron en el banquete, celebrado en una finca cercana a Badajoz capital. Los miembros de la Benemérita y los funcionarios les mostraron una identificación de AEAT y les dijeron: "Somos de Hacienda. Tenemos que embargar esta boda".

Según supieron después, las acciones tributarias no iban en contra de los novios, sino contra la empresa que estaba sirviendo el catering. Tenían que embargar el pago del ágape porque su empresa de catering debía dinero a la Agencia Tributaria. Lo que sucedió a continuación fue la suspensión de la celebración, un sorpresivo interrogatorio a los novios, a quienes llegaron a sacar del baile,la crisis emocional de la novia, la discusión con los agentes tras montar en cólera el novio y lo peor de todo: que los invitados se quedaran sin tarta ni brindis en un salón derretido por el calor, hasta 43 gracos centígrados sin aire acondicionado. No hubo tarta, ni cava, ni baile nupcial. Y la pesadilla continúo.

Como si de una canción de los Hombres G celebraron su viaje de novios en Venecia. Allí recibieron el requerimiento para que retuvieran el pago y presentaran los papeles del contrato y la transacción. Les avisaron que a su regreso les darían un número de cuenta y tendrían que ingresarlo pero directamente a Hacienda. Ahora los novios reclaman daños morales a la Agencia Tributaria por irrumpir en su banquete y una reclamación de responsabilidad patrimonial, a través de un bufete de la capital pacense.