Un Ferrera diferente no deja a nadie indiferente

El maestro de Villafranco supo trasmitir, evocar, recordar, sufrir, disfrutar... a un público condicionado por las normas sanitarias que supieron que "Creer es Crear".

Plaza de Toros de Pardaleras (Badajoz)

Tiempo de lectura: 1' Actualizado 12:42

Toros de Zalduendo, bien presentados, especialmente el cuarto de la tarde. Muy complicados, algunos con evidentes muestras de mansedumbre, el tercero pitado en su arrastre.

Antonio Ferrera (de verde oliva y oro), oreja, oreja, ovación con saludos, dos orejas, palmas y oreja.

Festejo evidentemente marcado por la Pandemia y las medidas sanitarias de distancia social y profilácticas de cara a mantenerla a raya. Un cuarto de plaza, que no de aforo, ya que estaban disponibles un asiento de cada tres. El sol, por lo tardío de la hora, en pleno otoño, fue lo más se ocupó.

Coso, el de Pardaleras, engalanado para la ocasión con guirnaldas florales, detalles en vomitorios y presidencia y grandes murales representando a los países cubiertos por la Fusión Internacional del Toreo.

Emotivo paseillo a los sones del Himno de Extremadura, para dar paso al recuerdo por las víctimas del Covid-19 y el Himno Nacional. A la música la prestigiosa Banda del Maestro Tejera, titular de la Real Maestranza de Sevilla.

Si, no fue una tarde intensa en la tauromaquia preciosista, ni siquiera para la formal, ya que en elgunos momento se dejó de lado la norma de lidia. Pero, eso si: fue muy variada y con muchos detalles, de los que podemos entresacar:

- Un recibimiento a portagayola:

- Un Picador (José María González) citando desde los medios:

- Un salto de la Garrocha:

- Seis entradas a matar desde larga distancia y "al paso", una de ellas así de fulminante:

Señalar que, como en todos los órdenes de la vida, hubo irresponsables que no se colocan bien la mascarilla o a los que les cuesta ocupar los asientos señalados, aunque se trate de espectadores de la misma unidad familiar, en general se cumplieron las medidas sanitarias preceptivas.