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Voluntarios lituanos recorren 3.100 km para ayudar a reparar viviendas arrasadas por la Dana

El Centro Social "Bona Gent" en colaboración con la "Fundación Esycu" organiza grupos de voluntarios y ya han rehabilitado 22 viviendas situadas junto al barranco del Poyo

Redacción COPE Valencia

Valencia - Publicado el - Actualizado

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Las cosas por la zona cero de la Dana no andan como deben. Una cosa es la apariencia, con las localidades más o menos limpias, y otra cosa muy distinta lo que pasa de puertas para adentro. Muchas casas siguen sin estar bien, y se percibe que afecta al ánimo de sus vecinos, que llevan 8 largos meses peleando cada día para recuperar una normalidad que -por momentos- parece que nunca va a llegar.

Nos los ha contado en COPE Iñaqui González, que es presidente del Centro Social Bona Gent, y que casi desde el primer día tras la Dana se arremangó junto a los voluntarios de la asociación y puso su mirada en las casas más destrozadas, las que estaban justo en primera línea del barranco del Poyo.  Antes del 29 de octubre, su labor se centraba en atender a personas extranjeras del barrio de Cañamelar que están en riesgo de de exclusión. Desde el día de la riada, sin destender la asistencia a este colectivo, todos los esfuerzos "extra" los dedican a ayudar a quien lo perdió todo, hasta la sonrisa.

Los primeros meses, por mediación de la parroquia de San Ramón y unas monjitas fueron casa por casa viendo las necesidades inmediatas y entregando treinta mil kilos de comida. Pasadas esas primeras semanas se percataron que había un reto a medio plazo: sanear y pintar las viviendas que habían estado inundadas.

Pues bien, desde Navidades, ya llevan 22 viviendas de Paiporta rehabilitadas ya entregadas en perfecto estado de revista.  Al frente, varios pintores profesionales, pero el grueso de la mano de obra, los de siempre, los voluntarios que estuvieron en la primerísima hora retirando barro.

Voluntarios que vienen desde cualquier punto de España. Los hay -nos cuenta Iñaqui- hasta quien viene desde Huesca aunque solo sea para echar unas horas un domingo, que es su único día libre. Pero  las últimas semanas, aprovechando que ya no hay clases, han llegado dos grupos de refuerzo: uno con 11 jóvenes de Logroño y otro con otros 11 voluntarios llegados -atención- desde Lituania. Gente que se ha recorrido 3.100 km para ayudar a alguien al que ni conocen ni siquiera pueden hablar con él por aquellos del idioma.

Ni falta que hace. "Es un grupo de gente que viene aquí con mucha voluntad para ver con nuestros ojos y sentir con nuestro corazón. Y eso ha sido enriquecedor para los propios lituanos, para nosotros, y para la gente de Paiporta".