La tienda con dos siglos de historia que no conocías en Valencia y te cautivará

Paula Carbonell, heredera de un histórico comercio valenciano, reinventa la tradición del abanico en pleno auge del Bono Comercio

Redacción COPE Valencia

Valencia - Publicado el

2 min lectura

Con el verano alcanzando su punto más extremo y la canícula marcando jornadas de calor sofocante, hay un objeto que se niega a pasar de moda: el abanico. Más allá de su utilidad para aliviar las altas temperaturas, este símbolo de nuestra cultura sigue reinventándose y ganando protagonismo, especialmente en manos de artesanas como Paula Carbonell. Al frente de uno de los comercios más antiguos de Valencia, Paula ha conseguido unir arte, diseño y tradición familiar en un negocio que este año vuelve a beneficiarse del Bono Comercio, una iniciativa que impulsa el comercio local y da visibilidad a propuestas artesanales de gran valor.

Cerca de 28.000 personas disfrutarán este año del Bono, lo que representa una oportunidad única para redescubrir tiendas como Abanicos Carbonell, con sede en el centro histórico de la ciudad. Paula si que ha notado la presencia de clientes que utilizaron el bono comercio y destaca que eran clientes nuevos, normalmente mujeres de unos cincuenta años de los pueblos de alrededor de Valencia. 

Ana Muñoz

Abanicos originales Carbonell

El abanico como objeto imprescindible

Aunque vivimos en una era dominada por el aire acondicionado y los ventiladores portátiles, el abanico sigue siendo un objeto insustituible. Durante el apagón eléctrico del abril, mucha gente redescubrió su utilidad. Es un aliado que nunca falla. Al final, es ligero, práctico, no necesita batería y además… es bonito.

Y no solo eso. El abanico se ha convertido en un accesorio de moda, una pieza que complementa un look y que incluso tiene su espacio en desfiles y sesiones fotográficas. Su presencia en bodas, fiestas o ferias culturales es cada vez más habitual.

los entresijos de un negocio familiar 

El negocio de Paula tiene raíces profundas: se fundó hace más de dos siglos y ha pasado de generación en generación. Ella creció entre pigmentos, varillas de madera y sedas pintadas a mano. Esa convivencia diaria con el arte la marcó, aunque su formación académica la llevó al diseño de moda, donde consolidó una mirada más contemporánea y creativa.

Por eso creó su propia línea de abanicos, con diseños únicos, a veces más atrevidos, a veces más sobrios, pero siempre con un sello personal, siempre en seda. Estos abanicos no solo son funcionales: son obras de arte pensadas para lucirse, regalarse o incluso coleccionarse.

Uno de los rasgos que hacen especial este comercio es su esencia familiar. Paula no está sola en esta aventura. Sus padres siguen al pie del cañón, compartiendo tareas que van desde la pintura y el montaje hasta la atención al público. "Lo malo, que te llevas el trabajo a casa, lo bueno que siempre están ahí para apoyarte" concluía Paula. 

Ana Muñoz

Paula Carbonell 5ª Generación Carbonell

Temas relacionados