¿Qué es un punto geodésico? Las columnas de hormigón que vigilan nuestras montañas
Seguro que los has visto en más de una cima… pero pocos saben realmente para qué sirven
Valencia - Publicado el
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Si alguna vez has coronado una montaña en España, es muy probable que te hayas topado con una columna de hormigón cilíndrica y de aproximadamente un metro y medio de altura. A menudo está instalada sobre una base cuadrada o directamente sobre roca firme. Puede parecer un simple poste sin función aparente, pero en realidad es un punto geodésico, y su existencia tiene un propósito técnico, científico y estratégico.
Una red invisible para medirlo todo
Un punto geodésico es una señal física que marca una posición geográfica exacta sobre la superficie terrestre. En otras palabras, son puntos de referencia utilizados para conocer con precisión las coordenadas de un lugar: latitud, longitud y altitud.
Estos puntos forman parte de una red geodésica nacional, un entramado de vértices distribuidos por todo el territorio español que permite cartografiar el país, construir infraestructuras, delimitar propiedades y realizar estudios científicos.
En España, esta red está gestionada por el Instituto Geográfico Nacional (IGN) y se denomina Red Geodésica Nacional por Triangulación. Está compuesta por más de 11.000 vértices geodésicos, muchos de ellos situados en cumbres y lugares elevados con buena visibilidad, precisamente para poder ser "vistos" desde otros puntos.
¿Por qué están en las cimas?
La clave está en la triangulación. Para determinar la posición exacta de un lugar, los antiguos topógrafos necesitaban ver otros puntos geodésicos desde el lugar de observación. Por eso los vértices se ubicaban en cimas, torres o puntos con buena visibilidad. Desde cada uno de ellos, los técnicos podían medir ángulos entre otros vértices visibles y así formar una red de triángulos, con lo cual se calculaban las distancias con gran precisión.
Con el tiempo, esta red permitió crear mapas fiables, establecer coordenadas oficiales y sentar las bases para sistemas modernos como el GPS.
Una herramienta clave para la ingeniería y la ciencia
Los puntos geodésicos no solo fueron esenciales para hacer mapas. También han sido fundamentales en:
- La construcción de carreteras, ferrocarriles y presas: permiten conocer la topografía con exactitud.
- Estudios sísmicos y de deformación del terreno: se pueden usar para medir pequeños desplazamientos de la corteza terrestre.
- Delimitación catastral: ayudan a fijar límites legales entre terrenos y propiedades.
Hoy en día, muchos de estos puntos siguen en uso, aunque su papel ha cambiado. Con la llegada del GPS y los sistemas de navegación por satélite, la precisión se obtiene de forma distinta, pero los puntos geodésicos todavía sirven como referencias físicas de respaldo y como herramientas educativas y culturales.
¿Se pueden tocar o mover?
No. Aunque parezcan simples monolitos de hormigón, los vértices geodésicos están protegidos por ley. En España, es un delito dañar, alterar o destruir uno de estos puntos. Están considerados bienes de interés público y forman parte del patrimonio técnico del país.
Además, en muchos casos incluyen una placa identificativa metálica con un número de referencia y la leyenda “Vértice Geodésico. Prohibido destruirlo. Castigado por la ley”.
Un símbolo para los amantes del senderismo
Con el auge del montañismo y el senderismo, muchos aficionados han convertido los puntos geodésicos en un objetivo simbólico. Alcanzar el vértice es sinónimo de haber llegado a la cumbre, y no es raro verlos decorados con banderas, camisetas o incluso pequeños cuadernos para dejar firmas.
Algunos senderistas se han propuesto como reto personal visitar todos los vértices geodésicos de su provincia o comunidad autónoma, como una forma de combinar deporte, exploración y cultura geográfica.
En resumen, un punto geodésico es mucho más que una columna de hormigón. Es una pieza clave en la historia de la cartografía y la ingeniería moderna. Silencioso y robusto, es testigo del tiempo, la ciencia y el esfuerzo de quienes alguna vez midieron el mundo a base de miras, brújulas y cálculos. Y hoy, sigue ahí, en lo alto de la montaña, esperándonos para recordarnos que cada cima es también un punto de conexión con el conocimiento.