Más de 550 participantes se reúnen en Valencia en el Encuentro diocesano de Vocaciones

Mons. Enrique Benavent: “Es urgente recuperar la pregunta ¿qué quieres? al Dios que nos llama por nuestro nombre”

Delegación Medios de Comunicación Arzobispado de Valencia- A.Sáiz

Encuentro diocesano vocaciones

Borja Rodríguez

Valencia - Publicado el

8 min lectura

Más de 550 participantes -sacerdotes, religiosos y religiosas, y numerosos laicos- representantes de los distintas realidades, movimientos y carismas en la Iglesia- se dieron cita el sábado, en Valencia, en el Encuentro diocesano de Vocaciones, presidido por el Arzobispo de Valencia, Mons. Enrique Benavent, que ha contado con la intervención del presidente de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Luis Argüello. 

En sus palabras de bienvenida, el Arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, ha recordado que “es urgente recuperar en la Iglesia, en los bautizados, la pregunta ¿qué quieres?, a ese Dios que nos llama por nuestro nombre”. “la vida de un cristiano está llamada a vivirse en clave vocacional, y precisamente los cristianos debemos tomar conciencia de esto, porque cuando lo hacemos es cuando damos una orientación correcta a nuestra vida cristiana, y la llenamos de sentido y espiritualidad”. 

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Monseñor Benavent ha señalado que “antes de que existiéramos, antes de que nosotros conociéramos a Dios, Dios nos conoce a cada uno de nosotros y nos llama por nuestro nombre, en un gesto de amor”. “Cuando alguien nos llama por nuestro nombre, nuestra primera respuesta espontánea es, ¿qué quieres? Esa misma respuesta es la tenemos que dar todos a Dios en algún momento de nuestra vida y comenzar un diálogo en el que ir descubriendo qué es lo que quiere de nosotros.” 

Por eso, ha recordado que “este encuentro no es sólo un encuentro para reflexionar sobre las vocaciones sacerdotales o las vocaciones a la vida consagrada, sino sobre todas las formas de vocación cristiana. Porque cuando todos los cristianos vivamos nuestra vida como una respuesta a la llamada del Señor,  florecerán en la Iglesia todo tipo de vocaciones”

“Si no hay un sentido de la vocación en el corazón de todo bautizado, no puede haber vocaciones específicas a los distintos estados de vida del cristiano, ni al matrimonio, ni a la vida consagrada, ni a la vida sacerdotal, porque falla la base”, ha añadido.

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En el encuentro ha participado también el Delegado de Pastoral Vocacional, Sergio Requena; y el Vicario de Evangelización, Melchor Seguí, - organizadores de la jornada- junto a representantes de las distintas delegaciones de la archidiócesis y miembros de instituciones y movimientos laicales. 

Mons. Luis Argüello: “Nuestra vocación es una llamada a la santidad”

La ponencia inaugural ha sido pronunciada, por Mons. Luis Argüello, que ha recordado el nexo entre misión y vocación y que “toda vocación cristiana, asumida y entregada, es un mensaje de alegría para la Iglesia y para el mundo, un mundo que en ocasiones muestra un rostro avocacional o incluso anti-vocacional”.

Mons. Argüello ha asegurado que la primera vocación que recibimos es la existencia, la vida es un don, y es “una vocación que es universal, de todos”. Y también habría una segunda vocación universal: a la “dicha”. Así, “no se nos da la vida para arrastrarnos por la existencia sino para llenarla de sentido, de VIDA, de santidad. La llamada que recibimos consiste en vivir en plenitud. Y la vida plena no es otra cosa que la santidad. Nuestra vocación es una llamada a la santidad”.

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Para el presidente de la CEE, “descubrir la propia vocación es, en el fondo, pasar a percibir como proyecto y tarea lo que se ha descubierto como don, dando un significado a todo lo que se hace y haciendo brotar las mejores capacidades de sacrificio y entrega”. Y según ha expresado, “la respuesta se concreta en los diferentes estados de vida y misión que son las vocaciones específicas de cada persona”. 

El paradigma actual es el de “personas sin vocación”

Precisamente, en el contexto actual, Mons. Argüello ha incidido en que “la realidad que nos rodea no es de falta de curas y monjas, sino de falta de vidas entendidas y vividas como vocación. En todos los ámbitos, en el familiar, en el profesional, en la Iglesia, lo que está en crisis es la “vida entendida como vocación”. Es una crisis antropológica, de comprensión de lo que somos. Por eso se puede decir que el paradigma actual es el de “personas sin vocación”, porque corresponde a cada uno darse un propósito, arreglarse un sentido”. 

Y, esta situación, tendría diferentes causas, por ejemplo, “la exacerbada búsqueda de libertad, propia

de la modernidad; una sociedad que prima la eficacia y la utilidad por encima de todo, con lo que se debilita cualquier búsqueda del bien común, o la carencia de herramientas básicas para la vida, es decir, de una “gramática elemental” de la existencia. 

Ante ello, “ha de trabajarse desde múltiples ámbitos, creando un ecosistema, una cultura, un humus, donde las personas descubran qué hacer con su vida persiguiendo un sentido y plenitud” y “poner sus dones al servicio de las necesidades del mundo con vidas comprometidas”, ha asegurado. 

El Congreso “nos ha ayudado a crecer en la conciencia de que la vida es don recibido y está llamada a ser don para otros; crecer en fidelidad a la propia vocación específica, como medio para la renovación de la Iglesia, valorando la complementariedad y reciprocidad de todas ellas “. 

Como ha recordado Mons. Argüello “formamos un pueblo vocacional al que pertenecemos todos los creyentes: laicos, matrimonios, consagrados, pastores.  Todos tenemos una misma vocación cristiana, pero al mismo tiempo todos tenemos una vocación particular . Todos necesitamos de todos. Lo que lleva a conocernos, valorarnos, apoyarnos y complementarnos”. 

Vida entendida como llamada y servicio

Mons. Argüello ha animado a “volver a acoger la llamada y reavivar la inquietud por el Evangelio frente a la desilusión”. “La cultura vocacional se caracteriza por el anuncio del Evangelio, la entrega de una antropología cristiana, la vida entendida como llamada y servicio, donde prevalece la apertura y no la autorreferencialidad”, ha afirmado. 

“Nos gustaría hacer de nuestra Iglesia una Iglesia vocacional y misionera. Este es un compromiso urgente que hoy llega a nuestras familias, barrios y parroquias, pueblos y ciudades, congregaciones e instituciones apostólicas, diócesis y organismos eclesiales”. 

Tras la conferencia del presidente de la CEE se ha desarrollado un panel de testimonios y se han ofrecido varios talleres, que se han centrado en cuatro itinerarios: Palabra, Comunidad, Sujeto y Misión. 

José Benito: “Cada vocación es como una nota en la gran sinfonía que entona la Iglesia”

Por la tarde, la segunda ponencia “Un Sí que inspira: construyendo juntos el servicio de pastoral vocacional diocesano”, ha sido pronunciada por José Benito Gallego, Operario diocesano y miembro del Servicio de Pastoral vocacional de la CEE. El sacerdote ha señalado  las principales iniciativas para consolidar la pastoral vocacional tras el Congreso nacional celebrado en febrero de 2025.

“Debemos avanzar hacia una `Pastoral de la Llamada’, centrada en el kerigma vocacional, en el que pasamos del anuncio a la respuesta vital. Por lo que es importante fomentar una cultura vocacional vinculada a la familia, la educación y la iniciación cristiana, ofrecer propuestas vocacionales y  desarrollar procesos de acompañamiento y discernimiento para todas las vocaciones”.

Entre las acciones concretas, el sacerdote operario ha destacado la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, las jornadas vocacionales específicas a lo largo del año pastoral, como la Semana de la Familia o el Día del Seminario, así como la integración de la pastoral vocacional en la educación, la catequesis y la pastoral juvenil. Además, ha destacado la necesidad de promover “la formación continua, la presencia en redes y medios, y el intercambio de buenas prácticas”.

Respecto al Servicio Diocesano de Pastoral de la Vocación, Gallego ha explicado que se debe configurar como “un espacio de comunión y trabajo conjunto, liderado por el Obispo y abierto a todas las realidades eclesiales: laicos, sacerdotes, consagrados y misioneros”. “Es importante vivir la vocación en clave comunitaria y misionera, cultivando valores como la libertad responsable, la paciencia, el esfuerzo y la gratuidad. La vida cristiana se entiende así como un don a ofrecer y compartir, reforzando la urgencia de acompañar y reavivar llamadas vocacionales en familias, parroquias y comunidades”.

Terminada la ponencia, los participantes han realizado un trabajo de reflexión por grupos y tras la celebración de una eucaristía ha concluido el encuentro.

Objetivos del Encuentro de Vocaciones 

Con esta iniciativa se ha querido reafirmar la ilusión por encontrar nuestra vocación: pastores, consagrados, laicos, distintas vocaciones y carismas en la Iglesia pero un mismo Pueblo. El Delegado de Pastoral Vocacional, Sergio Requena ha reflexionado también sobre la necesidad de "volver a ilusionarnos y pensar no sólo qué soy, muy habitual en nuestra sociedad, sino para quién soy, qué sentido tiene el plan para el que hemos sido llamados y enviados”. 

Por su parte, el Vicario de Evangelización Juan Melchor Seguí, afirma que “de nuevo creamos espacios de diálogo y este renovado impulso contribuye a una Iglesia más viva, abierta y comprometida para seguir dando frutos-.

Precisamente, cuando hablamos de vocación, parece que nos referimos solo a la de los religiosos o de los sacerdotes. Pero Sergio Requena nos recuerda que todos estamos llamados a la santidad. En la vida de cada uno de eso se concreta en una forma de vida, de ahí la diversidad de carismas y vocaciones. No se trata de solo hacer lo que cada uno prefiera o más le guste o le haga más feliz sino que la vocación es hacer feliz al otro. 

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