OPINIÓN ESPECIALIZADA
¿Discriminación o seguridad vial? El dilema de conducir en la tercera edad
El Dr. Mirabet hace una valoración del papel que juegan los centros de reconocimento médico
FOTO DGT
Valencia - Publicado el
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Cuando una persona mayor se ve implicada en un accidente de tráfico, es habitual escuchar comentarios como: "A esa edad ya no se debería conducir", "deberían pasar pruebas más duras", "hay que poner un límite de edad".
Estas opiniones, aunque comunes, suelen apoyarse más en el "sentido común" que en datos objetivos. Pero, ¿realmente es la edad un criterio válido para limitar la capacidad de conducción? ¿Deberíamos hacer reconocimientos médicos más frecuentes solo por cumplir años?
EDAD NO ES IGUAL A INCAPACIDAD
Empecemos por lo esencial: no se debe discriminar por edad ni por sexo. La capacidad de conducir no depende de la fecha de nacimiento, sino de las condiciones físicas, cognitivas y sensoriales de cada persona. Lo importante no es la edad, sino cómo se envejece.
¿Y LOS RIESGOS? TAMBIÉN EXISTEN EN OTROS GRUPOS
La clave está en identificar los factores de riesgo reales. Por ejemplo, sabemos que los conductores jóvenes tienen mayor incidencia de siniestros los fines de semana, sobre todo por consumo de alcohol y otras sustancias. Por ello, se implementan controles preventivos dirigidos a este grupo, sin que nadie los considere discriminatorios.
Entonces, si aceptamos esas medidas porque responden a una realidad, también deberíamos aceptar que en el caso de las personas mayores se realicen controles médicos periódicos, ya que tienen mayor prevalencia de ciertas patologías (como cataratas, ictus, demencias o degeneración macular) que sí pueden afectar su capacidad de conducir de forma segura.
OPINIONES SIN EVIDENCIA
El problema aparece cuando el debate público se basa en percepciones, no en datos. Las frases como "esa persona no debería conducir" suelen dirigirse hacia otros, no hacia uno mismo. La idea implícita es: "Yo sabré cuándo dejar de conducir, pero los demás no. A ellos hay que controlarlos."
Este enfoque subjetivo, centrado en "los otros", dificulta una reflexión objetiva y compartida. Muchas veces creemos que conducimos bien, y que los errores los cometen siempre los demás.
FRAGILIDAD FRENTE A ERRORES EN LA CONDUCCIÓN
Otro argumento habitual para restringir la conducción en mayores son las cifras de mortalidad en accidentes. Pero aquí debemos ser cautos: una mayor mortalidad no siempre indica peores habilidades al volante, sino que refleja una mayor fragilidad física.
Un mismo impacto que en una persona joven causa un esguince cervical, en un mayor puede provocar lesiones mortales. Por eso, usar la mortalidad como criterio de riesgo puede llevar a conclusiones erróneas.
Un caso interesante ocurrió en Noruega, donde se promovió que las personas mayores dejaran de conducir, ofreciéndoles transporte alternativo y fomentando el uso de la bicicleta. Cinco años después, la mortalidad en carretera como conductores bajó... pero aumentaron significativamente las muertes por accidentes en bicicleta. Esto obligó a replantearse si, en algunos casos, conducir un coche no era en realidad más seguro.
¿QUÉ TIPO DE CONDUCTORAS SON LAS PERSONAS MAYORES?
Según el investigador Jansen, podemos clasificar a las personas mayores conductoras en cuatro perfiles:
Los reconocimientos médicos son claves para detectar estos perfiles. Pueden ayudar a concienciar a las personas tipo 1 y 2, y actuar firmemente sobre las del tipo 3 y 4. Es especialmente importante ser rigurosos con el grupo 4, que suele rechazar el valor de estas pruebas, viéndolas como una amenaza a su independencia.
¿SON REALMENTE ÚTILES LOS RECONOCMIENTOS MÉDICOS?
Muchos mayores perciben estos controles como un "castigo" o una medida para quitarles el permiso, cuando en realidad su objetivo es prevenir riesgos y proteger tanto al conductor como al resto de usuarios de la vía.
El problema es que, a menudo, no se toma en serio el valor técnico de estas pruebas. La más conocida es la prueba psicotécnica, que algunos desprecian, llamándola "la prueba de la maquinita" y refiriéndose, en caso de ser la evaluadora una psicóloga, a ella como "la chica de la máquina". Pero lo cierto es que se trata de profesionales acreditados, que utilizan equipos diseñados para medir funciones fundamentales como:
Cuestionar el valor de estas pruebas basándose en la intuición personal es como rechazar un fonendoscopio por parecer un instrumento antiguo: lo importante es lo que mide, no su apariencia.
¿Y CÓMO REACCIONAN LOS PROPIOS MAYORES?
La mayoría considera que estos controles son necesarios... para otros. Es habitual escuchar frases como:
"No entiendo cómo le renovaron el carnet a mi cuñado, está fatal", o "mi amigo apenas ve y aún le dejaron seguir".
Pero cuando se les sugiere que ellos mismos podrían tener alguna limitación, tienden a rechazarlo o se justifican. A menudo afirman que las pruebas no miden su capacidad real de conducir y que "habría que verles al volante". Sin embargo, los médicos de los CRC no son examinadores de tráfico ni instructores de autoescuela.
Además, muchas veces los consejos que se les ofrecen (como evitar conducir de noche o hacer pausas frecuentes) no son asumidos con responsabilidad. Lo que buscan, en la mayoría de los casos, es salir con el permiso renovado en la mano.
¿Y SI LO VALORARA EL MÉDICO DE CABECERA?
Algunas personas mayores proponen que sea su médico habitual quien evalúe su capacidad para conducir. Pero esta idea no es viable por varias razones:
Lo ideal sería que exista coherencia entre los mensajes del médico de familia y los del Centro de Reconocimiento de Conductores, reforzando así el valor preventivo del proceso.
LA IMPORTANCIA DEL ENTORNO
No podemos cerrar esta reflexión sin mencionar el papel fundamental de los familiares y cuidadores. Muchos mayores acuden solos al reconocimiento, pero ¿no deberían ir acompañados? La responsabilidad no recae solo en ellos ni en los profesionales sanitarios, también es del entorno cercano.
La DGT y el INTRAS han editado recientemente la guía SAVIMA. Salud Vial del Mayor, dirigida a personas mayores y su entorno. Su mensaje es claro: acompaña, apoya y participa en las decisiones relacionadas con la conducción de tus seres queridos mayores. Es parte de tu responsabilidad también.
Las conclusiones son:
Conducir en la madurez es posible, pero requiere conciencia, responsabilidad y acompañamiento.
Enrique Mirabet Lis
Asesor médico de fundación INVESPRO