60 aniversario cope valencia
Anabel Medina, nada más ganar la plata de tenis en Pekín: "Mamá, tenemos una medalla"
La torrentina, la mejor tenista valenciana de la historia, rememora su exitosa carrera profesional, sus duros inicios y cómo compagina ahora su faceta de madre de Lucas con una variada agenda: entrenadora, directiva federativa, comentarista y directora del Open Internacional de Valencia
Valencia - Publicado el - Actualizado
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Dentro de nuestra serie de entrevistas para rememorar grandes hitos del deporte valenciano con motivo de los 60 años de COPE Valencia, había que irse hasta Torrente. Allí nació en 1982 la que aún sigue siendo considerada como la mejor tenista que dado esta tierra. Anabel Medina. Dieciséis años de exitosa carrera profesional dentro del exigente circuito y después un variado repertorio de quehaceres, siempre vinculados a su gran pasión, la raqueta. Ahora todo compaginado con su mayor conquista, criar y educar a su hijo Lucas con los mismo valores con los que sus padres la convirtieron la mujer que es.
Anabel Medina, buenas tardes.
Muy buenas tardes, ¿cómo estáis?
Muy bien, ¿y usted?
Muy bien, muchísimas gracias por el resumen, esa pequeña introducción. Muy agradecida de poder hablar hoy con vosotros.
Es una trayectoria, es un presente. Muchas ocupaciones y, además, mamá. ¿No sabemos cómo lo lleva?
La verdad es que mi madre me decía, cariño, qué bien que te retires, vas a estar más en casa. Y cuando pasó un año me dijo, pues creo que lo que dice de que vas a estar más en casa no se está cumpliendo porque te veo menos que cuando jugabas. Y la verdad es que sí, una de las cosas que muchos exjugadores me comentaban con el paso del tiempo era que cuando llegó el momento de su retirada, muchos de ellos lo pasaron muy mal. Es como una jubilación de una persona que tiene un trabajo normal, pero, en el caso del deportista, es siendo muy joven. Es a los 35 años, no a los 70, y te queda media vida por delante. Muchos de ellos pasaban por depresiones y eso a mí me quedó muy grabado. Yo me decía no quiero que me pase eso y, cuando notaba que se acercaba ya mi momento, empecé a pensar en cosas que me podrían hacer ilusión o que se me podrían dar bien después de retirarme. Y fueron saliendo proyectos poquito a poco. Lo primero que surgió fue el torneo, que como tú dices llevamos casi 10 años impulsándolo en la ciudad de Valencia. Estamos muy orgullosos porque creo que es un referente deportivo en la comunidad valenciana, es el único que se realiza y de la historia, no hay ningún otro torneo de esta categoría en la comunidad valenciana, ni lo ha habido nunca. Y a partir de ahí todo lo que has ido diciendo tú, comentarista, seleccionadora nacional, ahora he entrado como vicepresidenta de la Federación Española, estoy en la Academia de Rafa Nadal trabajando con Alina Kornieva. Tengo poco tiempo libre, pero me organizo. Al final tiene sus partes buenas y sus partes no tan buenas. Es el hecho de que no entras en la monotonía de hacer siempre lo mismo pero luego también tienes ese cierto caos de decir, estoy en un torneo pero a la vez tengo que mirar mi torneo cuando empezamos, patrocinadores, me tengo que ir a Madrid a comentar para Eurosport. Es un poco aventura y luego, como vosotros decís, está Lucas entremedias.
Anabel Medina ha sido seleccionadora española de tenis
Tremendo, tremendo. Nos alegramos mucho de que tenga ese presente tan activo. Estamos hablando posiblemente de la mejor tenista valenciana de todos los tiempos y eso no es cualquier cosa. ¿Cómo fueron los comienzos de Anabel Medina con una raqueta en Torrente? ¿Cómo surgió ese amor por este deporte?
Yo creo que fue todo de manera muy natural. Mi padre jugaba al frontón y, bueno, en Torrente había un polideportivo que en su momento se llamaba Villa Carmen e iba a jugar los fines de semana con la pandilla de amigos. Allí había pistas de tenis. Siempre me lo cuenta, porque yo no me acuerdo que se ve que un día miraba las pistas y le dije, papá, yo quiero jugar a eso y señalaba las pistas de tenis. Y a partir de ahí me apuntaron que, como anécdota, eso sí que lo recuerdo perfectamente. El primer día se me olvidaron las zapatillas. Salí del cole y, justamente, mira que yo era ir mucho con chándal. Ese día decidí ir a clase con zapatos y recuerdo que mi madre, que en esa época nosotros no teníamos coche, mi padre se movía en bicicleta para ir a trabajar y mi madre no conducía, bajó corriendo a casa y volvió con las zapatilla. Solo pude hacer diez minutos de clase. Esa fue mi primera clase de tenis. Y a partir de ahí fue todo muy natural. Tres días a la semana y, por suerte, en ese mismo polideportivo había un entrenador que se dedicaba de manera un poquito más profesional, Salva Ros. Nos fuimos a entrenar a otro club. A nivel de Comunidad de la Valenciana siempre me fue muy bien. A nivel nacional destacaba, pero no era de las mejores. En el salto al mundo profesional coincidí con Gonzalo López, que fue mi único entrenador durante toda mi carrera. Hoy en día eso es muy difícil, que tú tengas una carrera con el mismo entrenador durante 16 años. Tuve la suerte de topar con él.
¿Cuándo se dio cuenta que quería ser profesional?
La verdad es que quería ser tenista y no dije ahora, simplemente fui dedicándome a empezar a jugar torneos profesionales. De manera muy natural, fui subiendo en el ranking hasta que conseguí dedicarme por completo a ello.
Ha hecho un resumen de lo que fue tu infancia, tu adolescencia, con una raqueta en la mano pero has dejado varios detalles en los que nos gustaría profundizar. Decía que su padre iba en bicicleta a trabajar y que su madre no conducía. ¿Cómo lo hacían?
No fue fácil. Nosotros somos una familia súper humilde, mi padre trabajaba muchísimo, somos tres hermanos y tuvimos una época en la que no nos podemos permitir un coche. Mi padre me subía a los entrenamientos en el cuadro de la bicicleta. ¿Os acordáis las bicicletas de carreras que solo tenían un piñón, que no había cambio de marcha? Yo me sentaba en el cuadro de la bicicleta y apoyábamos el cubo de las bolas en el manillar y las raquetas. Te hablo con ocho, nueve, diez años. Y él me subía y me daba algunas clases o me llevaba a clase. Luego tuvimos suerte de cara a los torneos, mis abuelos, nos acompañaban junto con mi madre a muchos de estos viajes. Luego, en los entrenamientos, teníamos la suerte de que compañeros míos que entrenaban conmigo, sus padres tenían coche y yo me acercaba a casa de los amigos. Gracias a su generosidad, me llevaban a los entrenamientos y volvía. Luego los viajes, viajaba con el equipo de la Federación, porque yo salía muy poquito de la Comunidad Valenciana al no tener muchos recursos. O a nivel de Comunidad Valenciana, como en España, te clasificabas por comunidades y entonces el director técnico que la Federación designaba en ese momento te acompañaba a los viajes a nivel nacional. Y luego ya cuando empecé a ser profesional ya con Gonzalo nos desplazábamos a más tren, aeropuerto, aviones, necesitaba bastante el coche.
Anabel Medina celebrando un punto del equipo español en la Billie Jean King Cup
Es una historia tremenda... suponemos que todos esos sacrificios le vendrían a la cabeza en el podio de Pekín, ¿no?
Sí, de hecho cuando cuando ganamos las semifinales a las jugadoras locales, con la pista abarrotada, recuerdo que los aficionados chinos no tenían mucha idea de las reglas del tenis. Estábamos calentando y estaban leyendo unas instrucciones respecto a cómo funcionaba el tenis, que no se puede hablar durante el punto, que hay que mantenerse en silencio... entonces era como un estadio de fútbol en el que el silencio no era algo tan presente y que teníamos que lidiar con eso. Recuerdo que cuando ganamos el último punto, me abracé a Vivi y me tiré al suelo. Me vino la cámara hacia mi y lo primero que dije es "mamá tenemos una medalla". Un poco todo eso que estáis diciendo, recordando por todo lo que pasamos, por lo que mis padres se tuvieron que esforzar y sacrificar para que yo pudiese ser jugadora de tenis. Muchas veces esto lo sufro con el torneo. Algunas veces hemos ido a hablar con algunas marcas en las que les hemos trasladado la importancia del apoyo del tenis. Los tenistas ganan mucho dinero, es verdad, pero la carrera de un tenista es una carrera tremendamente cara y solo pueden vivir de ello 100 en el mundo. Ese sacrificio que tuvo que hacer mi familia y aprovecho para agradecer a la Federación Valenciana en su momento, que me ayudó económicamente. Si no, no habría sido tenista porque mis padres no se lo podían permitir. Y sí, los Juegos Olímpicos, yo la experiencia que viví en los Juegos Olímpicos no la he vivido en ningún otro torneo. Gané dos veces Roland Garros y en Pekín perdimos en la final, pero la experiencia y lo que viví allí... mi marido siempre me dice que no me acuerdo de nada y es verdad. Hay muchos momentos o partidos que no recuerdo, pero te puedo asegurar que te puedo hablar desde el primer día que llegamos a Pekín hasta que nos fuimos. Eso marcó mucho mi carrera, un recuerdo tan bonito, la experiencia de vivir en la Villa Olímpica. El otro día, vi una foto jugando a las cartas... los jugadores de baloncesto de la selección masculina son muy aficionados a la pocha e hicimos una foto. Todos los que estamos en esa foto conseguimos una medalla en Pekín. Los chicos de baloncesto y las chicas de sincronizada. Mereció la pena la experiencia de vivir allí y luego recordar todo lo que sacrificamos y nos esforzamos para llegar hasta allí.
¿Hay futuro en el tenis valenciano? ¿Podemos estar esperanzados en que venga por detrás la nueva Anabel Medina?
Hay jugadoras que tienen nivel para poder dedicarse al tenis profesional, hablamos de estar entre las 100 primeras del mundo. Sara Sorribes ha parado pero creo que volverá. Detrás está Leire Romero, que está muy cerquita de estar entre las 100 primeras, que ya pasó previa en Roland Garros. Luego la más jovencita es Charo Esquiva, que es una jugadora junior que ahora está en cuartos de final en Estados Unidos. También está Ángela Fita, es decir, jugadoras que lo están intentando. Es algo muy difícil estar entre las mejores del mundo. Analizando el histórico de la Comunidad Valenciana, hay muy poquitas valencianas que hayan estado entre las 100 mejores. No salen debajo de las piedras. Había una estadística que decía que en España podía ser profesional una de cada 250.000 jugadoras. A lo mejor en licencias no hay ni 250.000 niñas que practiquen tenis, es muy difícil, pero sí que es cierto que hay un grupito de jugadoras que lo están intentando, lo están buscando. Su tope no me quiero arriesgar a decirlo, porque no sería justo, porque una carrera profesional depende de muchísimas cosas. En mi caso, por ejemplo, con 18 años, me rompí el cruzado de la rodilla. ¿Podría haber estado mejor? Nunca lo sabremos, porque esa lesión me limitó físicamente, pero aún así estoy muy satisfecha de mi carrera y de todo lo conseguido. Hay muchos factores que marcan una carrera. Desde tu entorno, el apoyo que tengas con tu equipo, que encuentres las personas que encajen en tu puzzle y te ayuden a sacar tu mejor tenis. Pero, bueno, sí, hay un grupo de niñas que lo están intentando y que tienen un buen nivel para conseguirlo.
Lleva más de una década peleando por un gran torneo internacional como es el Open Internacional de Valencia...
Nosotros trabajamos en que sea un torneo que dentro de 20 años mi hijo lo pueda disfrutar. Queremos conseguir un evento que se consolide, que ya lo está porque lleva casi 10 años en la ciudad de Valencia, pero que perdure mucho en el tiempo. Eso es lo que hace diferente a los eventos porque los hay intermitentes. Nosotros, en Valencia, a día de hoy, somos un referente a nivel nacional en lo que supone a inversión en deporte, en todos los deportes, no centralizo. En tenis destaco la importancia de la inversión en el torneo durante años y nos ha ayudado a dar ese impulso, a consolidarnos. Es fundamental y es de valorar una figura, un mecenas como Juan Roig, que ha apostado por el deporte porque ama el deporte, especialmente el baloncesto. Es una persona que tiene mucha capacidad y un pulmón económico tan grande que ha convertido Valencia en el espejo y en el reflejo de que se están haciendo las cosas muy bien. Al final, todo es inversión. O se invierte dinero y se le da esa altavoz, a través de los medios de comunicación, o es muy complicado que algo pueda tener continuidad y que sea exitoso. Es importante seguir con el impulso económico a los eventos en la Comunidad, a través de la comunicación y que la gente nos conozca. Yo les invito a que vengan a ver el torneo porque mucha gente cuando lo viene a ver en directo se sorprende. Dicen que bien juegan las niñas. Si es que son de las mejores del mundo, por supuesto que juegan bien. Vivir los eventos en directo es lo que hace que la gente se enganche. Estás allí, ves la experiencia, ves a una jugadora, sientes algo por ella a nivel deportivo, te gusta, te gusta el torneo de Valencia y eso engancha. Aprovecho la ooprtunidad para invitarles a pasar un día y a las empresas públicas y privadas, agradecerles el apoyo. Sin su capacidad económica sería imposible. Espero que dure muchísimos años .
Nosotros también y aquí estamos para ayudar en lo que podamos.
Muchas gracias.