Cien metros de organdí y pedrería a mano: los trajes de Melody en Eurovisión diseñados por un alicantino

El diseñador que ha conquistado Eurovisión piedra a piedra verá el festival con su madre en Alicante

De coser por la noche en una gasolinera a vestir a Melody en Eurovisión

Isabel Bartolomé

Alicante - Publicado el

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Cuando Gustavo Adolfo Tarí cosía de madrugada en una gasolinera del área metropolitana de Barcelona para pagarse sus estudios de diseño, jamás imaginó que un día millones de personas en toda Europa admirarían sus creaciones. Pero ese día ha llegado. Y será este sábado, en la gran final del festival de Eurovisión.

Nacido en Elche, criado entre hilos, telas y sueños, y afincado desde hace años en Barcelona, Tarí es el diseñador alicantino responsable del espectacular vestuario que lucirá Melody, la representante de España, durante su actuación en Basilea. Una doble propuesta escénica con un poderoso mensaje visual: la evolución de una artista, de una diva clásica a una diva contemporánea. 

Más de 100 metros de organdí y muchas noches sin dormir  

“Han sido días muy intensos”, confiesa Tarí desde su taller en la calle Paralelo, donde el ambiente huele a teatro, lentejuelas y dedicación. Desde allí muestra con orgullo los bocetos originales del vestuario de Melody, colgados junto a maniquíes que ya han vestido a otras divas de la música como Shakira, Rosalía o Nathy Peluso.

Pero lo de Eurovisión es otra cosa. Es una mezcla de presión, visibilidad y emoción que lo ha llevado, admite entre risas nerviosas, a “no dormir ni una hora seguida desde hace una semana”.

Uno de los trajes, confeccionado completamente a mano, incluye una cola hecha con más de 100 metros de organdí negro, un tejido vaporoso pero contundente, que aporta dramatismo y volumen sobre el escenario. El segundo look, aún más rompedor, es un body de pedrería cosida piedra a piedra, que refleja las luces del escenario como una constelación hecha de esfuerzo y talento.

“Calculo que he estado unas dos semanas trabajando unas doce horas al día”, relata el diseñador. Pero no lo ve como un esfuerzo individual. “Ha sido un trabajo conjunto con Melody, con su estilista Almudena Ruiz, y con los directores artísticos. Entre todos lo hemos ido puliendo, ajustando, afinando cada detalle”.

El concepto de los trajes también es parte esencial del relato. Según explica Tarí, la actuación busca reflejar una transformación: de la diva flamenca, sobria y poderosa, a la artista moderna, brillante y empoderada.

“El primer traje, en negro y con un sombrero cordobés especialmente modificado, con un ala más larga y rígida, nos lleva a esa imagen icónica de la diva clásica española. Pero después, con la caída del telón, todo cambia”.

El momento del cambio de vestuario será uno de los grandes efectos del número. Y aunque muchos han preguntado cómo se hace esa transformación, el diseñador sonríe y se limita a decir: “Secreto profesional”

Un camino cosido con esfuerzo  

Tarí no es un recién llegado. Lleva más de 20 años en la industria, especializado en grandes espectáculos y piezas escénicas. Su sello personal son los tocados con pedrería, las máscaras de cristal y el uso del metacrilato cortado a láser, con el que ha revolucionado el diseño escénico.

Pero no olvida sus raíces. “Yo soy ilicitano, aunque ya me siento un catalán más. Pero mis orígenes están ahí. Y esta vez, para vivir Eurovisión, me vuelvo a casa”. Este sábado verá la final desde Alicante, en el sofá junto a su madre, como hacía de niño cuando soñaba con vestir estrellas.

“Todo esto es un regalo, porque además de trabajar con una artista como Melody, estoy aportando a que la moda española vuelva a estar presente en un escenario internacional. Y encima han confiado en mí. No puedo pedir más”. 

El reto no ha sido solo técnico, sino también emocional. Tarí viajó a Basilea pocos días antes de la semifinal para ajustar los últimos detalles. Estuvo allí, entre bastidores, retocando un volante, asegurando una costura, calmando nervios. Lo suyo va más allá de la aguja: es una dedicación casi paternal.

“Yo vivo todo como si fuera un espectáculo de teatro. Y en el teatro, cada elemento cuenta. La tela, la caída, el brillo, la emoción...”, explica.

Y es que cada puntada lleva una historia: la de un chico de Elche que trabajó de noche para formarse, que nunca dejó de soñar con un gran escenario, y que ahora ve cumplido su sueño a lo grande: con su nombre, aunque sea entre bastidores, grabado en uno de los eventos más vistos del planeta. 

 “No dormiré hasta el sábado”  

Melody ya ha deslumbrado en la semifinal. Su voz, su fuerza escénica y su transformación visual están siendo uno de los grandes temas de conversación entre los eurofans. Y en cada plano, en cada movimiento, late la obra de Tarí.

Hasta el sábado, el modisto seguirá “pegado al teléfono”, revisando detalles de último minuto, aconsejando desde la distancia, con el corazón latiendo al ritmo de la cuenta atrás.

“Yo ya no duermo hasta el sábado”, bromea. Pero no importa. Porque sabe que cada segundo de desvelo se convertirá en orgullo cuando las cámaras se enciendan y millones de ojos admiren lo que, piedra a piedra, ha creado con sus propias manos.