Alicante tira 47 millones de kilos de comida al año: los hogares, principales responsables
Planificar, congelar y reaprovechar: las armas contra el desperdicio alimentario
Educación y sensibilización: la receta imprescindible para frenar el despilfarro de alimentos
Alicante - Publicado el
3 min lectura
Con motivo del Día Mundial contra el Desperdicio Alimentario, el Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa) ha lanzado una llamada de atención: en Alicante se desperdician anualmente alrededor de 47 millones de kilos de alimentos. Los hogares son el principal escenario de este problema, ya que concentran cerca del 90% de los residuos.
Sin embargo, también son las familias quienes están liderando el cambio. Según el Informe del Desperdicio Alimentario del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en el último año el volumen de comida desechada se redujo un 4,4% en España. La concienciación está calando.
“Cada vez existe una conciencia más real del impacto que el desperdicio alimentario tiene en el medioambiente, en la economía familiar y en el aprovechamiento de los recursos”, explica María Congil, vicepresidenta del CODiNuCoVa. Una encuesta realizada por el colegio profesional a más de 200 familias revela que el 90% de los hogares valencianos considera el desperdicio un tema importante, y el 72% reconoce hablar de ello en casa con sus hijos.
Hábitos para frenar el despilfarro
El estudio muestra que los principales hábitos que están aplicando las familias valencianas para reducir la comida que acaba en la basura son tres: planificar la compra, congelar alimentos y aprovechar las sobras.
Planificar los menús semanales antes de ir a la compra permite llenar la cesta solo con lo necesario, evitando compras impulsivas o excesivas. Congil recomienda además fomentar la compra a peso o por raciones, ya que los envases grandes suelen generar más desperdicio en los hogares pequeños.
El congelador se ha convertido en otro gran aliado. “Mantener alimentos a temperatura inadecuada puede deteriorarlos antes de tiempo. Congelar tanto productos frescos como platos cocinados ayuda a prolongar su vida útil y evitar que se desechen”, señala la nutricionista.
Por último, la cocina de aprovechamiento cobra fuerza como herramienta sostenible y creativa: transformar restos de comida en nuevas recetas, ajustar raciones a platos estandarizados y servirse solo lo que se va a comer son prácticas cada vez más habituales en los hogares conscientes.
Educación, salud y sostenibilidad
La vicepresidenta del CODiNuCoVa insiste en que el papel del dietista-nutricionista es crucial: “Somos los profesionales con los conocimientos para asesorar a las familias desde la cesta de la compra hasta el reaprovechamiento de los alimentos”.
Además, recuerda que el desperdicio no solo se mide en lo que tiramos a la basura: comer por encima de nuestras necesidades energéticas diarias también supone una forma de despilfarro, porque daña la salud y contribuye a una explotación innecesaria de los recursos naturales.
La educación alimentaria y las campañas de sensibilización ciudadana son, por tanto, parte esencial de la solución. “Promover una alimentación justa, equilibrada y suficiente, basada en el respeto al entorno y a las necesidades reales del cuerpo, es clave para avanzar hacia el objetivo de desperdicio cero”, concluye Congil.
En un contexto en el que millones de kilos de alimentos siguen sin llegar a quienes los necesitan, Alicante se enfrenta al desafío de transformar los hábitos de consumo en ejemplos de sostenibilidad, responsabilidad y salud.