Alicante, la provincia que lo tiene todo: sol, historia, fiesta y sabor
Un destino único que convierte cada visita en una celebración
Castillos, arrozales y Mediterráneo: un viaje completo por la Alicante más auténtica.
Alicante - Publicado el
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Alicante se viste de gala en 2025. La provincia alicantina ha sido reconocida como Capital Española de la Gastronomía, un título que refuerza su condición de destino único donde confluyen paisajes, cultura, historia, fiestas y una tradición culinaria que ha conquistado al mundo.
El visitante que llega a Alicante descubre pronto que se encuentra en una tierra privilegiada. Sus playas y calas son un imán para quienes buscan sol y mar durante todo el año: desde la Costa Blanca con su arena blanca y aguas turquesas hasta rincones más salvajes en la Marina Alta. Frente a la costa, emerge la isla de Tabarca, la única habitada de la Comunidad Valenciana, que mezcla leyendas de piratas con un entorno natural protegido.
El interior ofrece otra cara de la provincia: pueblos rodeados de viñedos y montañas donde se alzan castillos medievales como los de Villena, Biar o Cocentaina. El legado histórico se palpa también en los restos romanos de Lucentum, en pleno corazón de la capital, o en el castillo de Santa Bárbara, vigilante eterno sobre la ciudad y su bahía.
La cultura festiva es otro de los grandes atractivos. Alicante vive intensamente las Fogueres de Sant Joan, con sus monumentos que arden en la noche de junio, pero también presume de tradiciones que son Patrimonio de la Humanidad, como el Misteri d’Elx, o de celebraciones de gran arraigo como los Moros y Cristianos que llenan de pólvora, música y color ciudades y pueblos de la provincia.
El reconocimiento gastronómico, sin embargo, es el gran protagonista de 2025. La cocina alicantina es un viaje sensorial que combina el mar y la huerta con la montaña. Los arroces, en más de 300 versiones distintas, se convierten en bandera de la identidad local: secos, melosos o caldosos, con marisco, conejo o verduras, cada receta cuenta una historia transmitida de generación en generación.
A ellos se suman productos que han traspasado fronteras: la gamba roja de Dénia, considerada un manjar entre los más prestigiosos del Mediterráneo; el turrón de Jijona, que endulza la Navidad en medio mundo; el fondillón, vino histórico que fascinó a reyes y escritores; el chocolate de Villajoyosa, ligado a la tradición marinera y comercial de la ciudad; o la uva embolsada del Vinalopó, que cada Nochevieja acompaña a millones de españoles en el ritual de las campanadas.
El mercado y la calle son, además, escaparates de esta cultura culinaria. El Mercado Central de Alicante late cada mañana con pescados recién traídos del Mediterráneo, frutas y verduras de la huerta y embutidos que hablan de la tradición del interior.
La provincia también apuesta por la innovación, con restaurantes que combinan tradición y vanguardia y que han situado a Alicante en el mapa de la alta gastronomía. Pero la esencia sigue siendo la misma: una cocina cercana, que se disfruta en el bar de barrio, en la terraza frente al mar o en la mesa familiar de cada domingo.
Todo ello convierte a Alicante en mucho más que un destino turístico. Es una tierra que ofrece experiencias completas, donde se puede pasar del mar a la montaña en apenas una hora, disfrutar de una fiesta ancestral, recorrer un yacimiento histórico y terminar la jornada con una cena que combina productos locales de calidad y recetas únicas.
En 2025, el título de Capital Española de la Gastronomía no solo reconoce la riqueza de su cocina, sino también la capacidad de toda una provincia para enamorar con sus paisajes, sus tradiciones y su hospitalidad. Alicante, orgullosa de su pasado y abierta al futuro, se reivindica como la gran capital mediterránea que lo tiene todo.