Corcinos encamados en el Parque Nacional del Guadarrama: por qué no hay que recogerlos ni tocarlos
Son crías de corzo que se mimetizan con la vegetación como una estrategia de protección y supervivencia, no están abandonadas ni heridas ni enfermas y no hay que molestarlas
Collado Villalba - Publicado el - Actualizado
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Los Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid han localizado un corzo herido y lo han trasladado al Centro de Recuperación de Fauna.
Se trata de un ejemplar adulto y no hay mayor problema en rescatarlo porque requiere atención veterinaria, no así los 'corcinos encamados', una práctica evolutiva que en esta época del año el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama tiene que explicar cuando lanza la advertencia.
Es temporada de nacimientos en la población de esta especie animal y se produce esta peculiar estrategia en la cría de este pequeño cérvido, que le ocasiona a menudo algún que otro disgusto.
Se alerta a los senderistas y visitantes a la zona de que no recojan del suelo a esas crías de corzo, que se encuentren acostados entre la vegetación. Tocarlos sólo puede dañar sus posibilidades de supervivencia.
Son muy bonitos y parecen desvalidos, pero ni están abandonados ni necesitan nuestra ayuda. Están encamados, una manera de mimetizarse con el terreno y protegerse.
"Tienen una estrategia defensiva que es muy curiosa. Cuando escucha algún ruido, la cría se queda agazapada en la vegetación y la madre, como es más asustadiza, se va aunque se queda cerca para vigilar. Si encontramos algún corcino lo que no debemos hacer nunca es cogerlo porque luego la madre no lo encuentra ni tocarlo porque se quita el olor. Lo mejor es dejarlo donde está y, cuando nos vayamos, la madre volverá a por su cría", explica Miguel Higueras, Jefe del Operativo de Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid.
Y es que los corzos al nacer, con apenas 2 kilos de peso, no están preparados para seguir a la madre ni para huir de los depredadores. Su mejor defensa es permanecer inmóviles entre la vegetación, pasando desapercibidos, una estrategia adquirida evolutivamente durante miles de años, que es frecuente también en otras especies de cérvidos y de bóvidos.
Este comportamiento está ayudado por un pelaje moteado con una librea con dos líneas de manchas de color blanco en el dorso que los corcinos muestran durante su primer mes de vida. La madre, de manera discreta, los vigila y controla acercándose a ellos lo imprescindible para amamantarlos y limpiarlos escrupulosamente, de manera que no emitan ningún tipo de olor. De hecho, cuando se toca un corcino y se impregna de un olor extraño, parte de su estrategia antipredatoria se desmorona, siendo fácilmente detectable por depredadores oportunistas como el zorro.
Los corcinos recogidos rara vez sobreviven en cautividad, siendo muy difíciles de criar. Además, algunos ejemplares criados en cautividad, fundamentalmente los machos, se comportan de manera agresiva y pueden llegar a ser bastante peligrosos al no tener miedo al hombre.
Si se lanza el aviso es porque recogida de corcinos por parte de visitantes del Parque Nacional, que se los llevan a los Agentes Forestales creyendo hacer un bien a estos animales. Pero es todo lo contrario.
Y como con esta especie, pasa con otros muchos ejemplares de la fauna de la Sierra que en esta época están en época de cría. Lo mejor que podemos hacer por ellos y su supervivencia es dejarles en paz.
Que la Naturaleza siga su curso.