22 años del incendio de Abantos: Entorno Escorial pide iniciar la transición hacia un bosque más resiliente

Valora como algo positivo el cierre de la pista forestal, que evita aglomeraciones. Pese a eso, el cambio climático se deja notar

Humo del incendio de Ávila sobre el Monte Abantos, el pasado 15 de agosto | FOTO: Entorno Escorial

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El 20 de agosto de 1999 fue una fecha trágica para el patrimonio medioambiental de la comarca. Ese día, en torno a las cuatro menos cuarto de la tarde, el 112 recibía una llamada alertando de un incendio en el Monte Abantos de San Lorenzo de El Escorial. Ese fue el principio.

El final… 425 hectáreas de monte calcinadas por un fuego que llegó hasta Cuelgamuros.

Hoy es un día de recuerdos tristes, pero también de análisis… Desde Entorno Escorial han querido poner el foco en la situación actual de la zona.

Aseguran que la presencia humana en el Monte Abantos ha bajado mucho y con ello el riesgo porque el 95% de los incendios en España tienen causas humanas. Solo tienen acceso con vehículo las personas que realizan usos tradicionales, como la ganadería y los visitantes con cita en el Arboreto Luis Ceballos. Esto es lo positivo…

Y a pesar de ello, Abantos se ve cada vez más afectado por el cambio climático… Un ejemplo curioso es que las altas temperaturas van a obligar al Arboreto, a 1.300 metros de altura, a instalar aire acondicionado en la oficina. “A pesar de esta mejora Abantos se ve cada vez más afectado por el colapso climático: los cambios de las épocas de floración que dañan la fauna, el estiaje tempranero del sotobosque, las altas temperaturas...”, explica Michael Harris, portavoz de Entorno Escorial.

Para Harris, hay que implementar otras medidas, que pasan por “reducir la carga ganadera, hacer entresacas selectivas de pinos, acotar zonas de monte y realizar plantaciones selectivas de árboles autóctonos”.

Esa noche eterna del día 20 al 21 de agosto del 99, San Lorenzo de El Escorial se fundió entre el naranja del fuego y el olor espeso del pino quemado. El amanecer, parecía no llegar.

Dos décadas después, la zona no ha vuelto a ser lo que fue.

El objetivo: que nunca vuelva a repetirse.