La situación que vivían los vecinos del barrio donde están situados los Búnkeres del Carmelera inaguantable. Con el vallado de la zona parece que la situación ha mejorado, pero sigue siendo muy incómoda para los residentes del barrio.

¿Qués son los Búnkeres del Carmel?

Los búnkers del Carmel están situados en la cima del Turó de la Rovira en Barcelona. Uno de sus grandes atractivos es que ofrecen vistas panorámicas de 360 grados de la ciudad, a 262 metros de altitud. Desde el mirador, se pueden apreciar edificios emblemáticos de barcelona como la Sagrada Familia, la Torre Agbar o las torres del Puerto Olímpico.

Durante la Guerra Civil, albergaban una batería antiaérea y posteriormente un barrio de barracas. Sin embargo, a pesar de su nombre, nunca hubo búnkeres en sí. Antes de los Juegos Olímpicos de 1992, se demolieron las barracas y se reubicó a sus residentes, dejando el área abandonada. Aunque eran poco conocidos inicialmente, con el tiempo se convirtieron en un popular mirador.

A día de hoy, los búnkeres generan mucha expectación entre los turistas, que se reúnen en el mirador para organizar fiestas que duran días, lo que ha causado que las asociaciones vecinales estén muy molestas ante estos eventos y ante la inoperancia del Ayuntamiento.

La fiesta continúa de jueves a domingo

Los Búnkeres del Carmel son patrimonio histórico y memorial de todos los barceloneses y, a día de hoy, es un punto de encuentro donde se organizan fiestas dirigidas a turistas con servicio de barra y DJ.

“El atractivo son las vistas, vienen a hacerse la foto y a emborracharse. Los turistas pueden hacer lo que quieran y emborracharse en cualquier sitio de la ciudad de Barcelona”, explica David, vecino del barrio donde se ubican los Búnkeres del Carmel.

Antes del vallado, se podían acumular fácilmente 2.000 turistas que prolongaban la fiesta hasta altas horas de la madrugada. “Con la valla se ha evitado que se hagan estas fiestas, pero si llega a ser por los esfuerzos de la Guardia Urbana se hubieran seguido haciendo”, indica David.

El Ayuntamiento de Barcelona gastó 1,6 millones de euros en vallar todo el recinto. Una medida que sirvió para que no se hicieran este tipo de fiesta con tanta masa social, pero igualmente centenares de turistas se dan cita en dicha zona de jueves a domingo.

Estos hacen botellón en la zona vallada y protagonizan altercados con los propios vecinos: tiran piedras a las casas, se cuelan en ellas e incluso agreden a los residentes. “Nos han robado el barrio” manifiesta David.