El coste millonario de la limpieza de grafitis de los trenes de RENFE parece que va a continuar. La falta de efectivos de seguridad para controlarlos hace que sea relativamente fácil vandalizar los convoyes.

En Europa existe el ‘turismo del grafiti’ ferroviario

Desde Renfe indican que la limpieza de los trenes es muy costosa porque la pintura suele afectar a la chapa del tren y añaden que según el tamaño del grafiti, un tren puede quedar sin servicio en talleres hasta su limpieza, que puede suponer entre uno y siete días.

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El sábado pasado, Renfe emitió una nota de prensa totalmente grafiteada con el objetivo de denunciar la lacra que suponen estos actos vandálicos en nuestros trenes y, a su vez, a toda la ciudadanía. En ella recopilan los datos de costes económicos: 25 millones de euros, 80.000 m², 3.559 incursiones, detenciones, daños medioambientales...

Durante el año pasado, el vandalismo grafitero sobre los trenes de Renfe generó un coste de 25 millones de euros. Además de la propia limpieza, a esta cifra se suman los gastos indirectos que se derivan de esta lacra, como la inversión en seguridad, tanto de personal como otros sistemas de videovigilancia, así como la futura implementación de drones.

Las personas usuarias sufren directamente las consecuencias de los trenes vandalizados con pintadas. Retrasos y trenes suprimidos por carencia de visibilidad o grafitis en los elementos de seguridad que impiden la circulación, frenazos de emergencia para pintar en medio de un trayecto o el olor de este producto químico que resulta muy molesto a los viajeros, entre otros.

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En cuestión de graffitis, resulta difícil poder controlarlos. Entrevistamos a Sergio Sánchez, portavoz ADN Sindical.

-¿Cómo se controlan los grafiteros?

Es muy difícil, pero se controlan a través de una seguridad integral y eficaz. Hay que estudiar sus movimientos, para ellos es un juego y a nosotros nos faltan muchos efectivos. Los grafiteros saben que desde el 1 de abril TMB de metro bajo los efectivos y desde entonces nosotros no tenemos el suficiente personal para acabar con esta situación. Para ellos es como un juego de rol con nuestros efectivos.

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- ¿Se lo toman como un juego de rol?

Sí, y además hacen apuestas sobre qué trenes van a pintar en la estación más conflictiva. Saben dónde están los vigilantes en cada momento y a qué hora entramos.

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- ¿Es difícil detectarlos?

Es difícil, pero poco a poco se les va cogiendo. Van en grupos de 10 o 15 personas y nosotros como muchos somos parejas o en muchas ocasiones estamos solos. No tenemos las herramientas ni los efectivos para poderlos detener.

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Recordemos el caos en el metro de Barcelona por el mayor ataque de grafiteros de toda la historia de la ciudad.