Intervenidos cerca de 6.500 productos falsificados en el paseo de Miramar, en Salou y Cambrils

El dispositivo contó con más de cincuenta efectivos de Mossos, Guardia Civil, Policía Nacional y policías locales

venta ilegal de productos falsificados

Mar Puerto

Barcelona - Publicado el

3 min lectura

Un operativo policial contra la venta ilegal de productos falsificados ha permitido intervenir 6.432 artículos presuntamente falsos que se vendían de forma ilegal en el paseo Miramar de Salou y Cambrils, en la zona del Cap de Sant Pere. El operativo se llevó a cabo la noche del pasado jueves, cuando una veintena de personas se disponía a instalar puestos de venta ambulante no autorizada. Al llegar los agentes, los vendedores huyeron del lugar y los efectivos policiales recuperaron toda la mercancía sin incidentes relevantes, aunque se lanzaron piedras contra los agentes, sin causar daños personales ni materiales. En el dispositivo participaron más de cincuenta agentes de los Mossos d’Esquadra, la Guardia Civil, la Policía Nacional y la Policía Local de Cambrils.

Entre los productos falsificados se encuentran 5.086 camisetas, 827 bolsos de mano, 430 pares de zapatillas, 60 sudaderas y 29 pares de chanclas. Todo el material se encuentra en dependencias policiales para su análisis y posterior puesta a disposición judicial.

 Un fenómeno estacional pero persistente  

 La venta de productos falsificados aumenta considerablemente en temporada alta, cuando el flujo de visitantes multiplica la presencia de vendedores ambulantes. Aunque este tipo de operativos logra reducir temporalmente la actividad, las autoridades reconocen que se trata de un fenómeno que tiende a reaparecer en distintos puntos del litoral una vez concluyen las actuaciones policiales.  

La venta de falsificaciones provoca importantes pérdidas económicas a los comercios locales y a las marcas afectadas, además de fomentar la competencia desleal. Los empresarios del territorio reclaman mayor vigilancia permanente y refuerzo de los controles en zonas turísticas, donde el impacto en la imagen del destino puede ser significativo.  

falsificaciones

Además, más allá del perjuicio económico, los productos falsificados pueden suponer riesgos para la salud y la seguridad. Muchos de ellos no cumplen las normativas europeas sobre materiales, etiquetado o seguridad, especialmente en artículos como calzado, ropa o complementos. Las autoridades insisten en la necesidad de concienciar a los compradores sobre los efectos de este comercio ilícito y la importancia de no adquirir mercancía de procedencia dudosa.  

 La percepción social

 A pesar de las campañas informativas, una parte de los consumidores sigue viendo las falsificaciones como una opción económica e inofensiva. Sin embargo, los expertos en consumo advierten que este tipo de prácticas normalizan la ilegalidad y perjudican la economía formal. Además, los productos falsificados no pasan por controles de calidad ni de seguridad, lo que puede derivar en riesgos para la salud —especialmente en cosméticos, perfumes o prendas de vestir fabricadas con materiales no certificados—.  

 El papel de los turistas  

En destinos costeros como Salou y Cambrils, el público extranjero juega un papel importante. Muchos turistas desconocen que la venta de falsificaciones está penada y que comprar estos productos también puede implicar sanciones. Por ello, las autoridades locales están reforzando los mensajes, con el fin de fomentar un turismo responsable y respetuoso con la legalidad.  

Las grandes firmas afectadas por la falsificación han incrementado su colaboración con las fuerzas de seguridad y la justicia. Además de acciones legales, algunas marcas están apostando por tecnologías de trazabilidad y autenticación, como los códigos QR únicos o chips NFC, que permiten verificar el origen de cada producto. Estas medidas pretenden proteger al consumidor y reducir la presencia de copias en el mercado.  

El comercio de falsificaciones continúa siendo un desafío complejo que trasciende lo policial y requiere un compromiso conjunto entre administraciones, empresas y ciudadanía. Detrás de cada producto falsificado hay pérdidas económicas, precariedad laboral y una cadena de ilegalidades que afecta al conjunto de la sociedad. 

Promover la información, reforzar la educación en valores éticos y apostar por la autenticidad como garantía de calidad y respeto son pasos esenciales para frenar un fenómeno que no solo perjudica a las marcas, sino que erosiona la confianza en el mercado y degrada la economía local.