¿Por qué hay más problemas oculares durante el verano?
Las urgencias por conjuntivitis aumentan entre un 25 y un 30%
Barcelona - Publicado el - Actualizado
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El verano es sinónimo de sol, vacaciones y actividades al aire libre, pero también representa una época de riesgos elevados para la salud ocular. Durante estos meses, factores como la radiación ultravioleta, el cloro de las piscinas, el aire seco de los aires acondicionados y el uso de lentes de contacto en ambientes húmedos provocan un aumento significativo de las consultas oftalmológicas.
La exposición prolongada al sol sin protección adecuada puede causar fotoqueratitis, una especie de quemadura en la córnea, así como acelerar el desarrollo de cataratas y degeneración macular
Además, el cloro de las piscinas y la sal del mar alteran la película lagrimal, provocando sequedad ocular, irritación y conjuntivitis. De hecho, la conjuntivitis es una de las patologías que más se dan en verano. Las consultas en las urgencias aumentan entre un 25% y un 30%.
El uso intensivo de aire acondicionado en interiores también contribuye a la evaporación de las lágrimas naturales, lo que agrava el síndrome de ojo seco, una afección cada vez más común en niños y adultos durante el verano
También se incrementan los traumatismos oculares relacionados con actividades recreativas, deportes al aire libre o festivales, donde objetos como pelotas, arena o incluso maquillaje contaminado pueden causar lesiones o infecciones
¿Qué podemos hacer para evitarlo?
Para evitar estos problemas, los especialistas recomiendan seguir una serie de pautas preventivas:
1. Protección solar adecuada: Hay que usar siempre gafas de sol homologadas que bloqueen el 100% de los rayos UVA y UVB. Mejor si son polarizadas para reducir el deslumbramiento en la playa o la piscina y podemos complementarlo con un sombrero.
No hay que prescindir de las gafas de sol en verano
2. Higiene ocular: la principal recomendación es lavarte las manos antes de tocarte los ojos. No compartir toallas, maquillaje ni almohadas, limpiar los párpados suavemente con un paño húmedo y utilizar suero fisiológico para enjuagar los ojos después de la exposición a cloro o sal.
3. Cuidados en la piscina y la playa: los expertos aconsejan usar gafas de natación para evitar el contacto directo con el agua, evitar nadar con lentes de contacto, ya que pueden favorecer infecciones como la queratitis. Es positivo también enjuagarse los ojos con agua dulce después de bañarse.
4. Prevención del ojo seco: Mantén una buena hidratación bebiendo suficiente agua, utiliza lágrimas artificiales si sientes sequedad o irritación. Evita también corrientes de aire directo y limita el uso de aire acondicionado.
Ante cualquier síntoma como visión borrosa, dolor ocular, fotofobia o sensación de arenilla, lo más recomendable es visitar a un oftalmólogo para tomar las medidas adecuadas y evitar comprometer seriamente nuestra visión. Incluso aunque percibamos aparentemente ningún problema, no está de más visitar a un especialista tras el verano para no tener sorpresas.