Cierra el convento de las hermanas capuchinas de Manresa tras 4 siglos de existencia; "no es una alegría marcharse"
La hermana Pilar Lumbreras, de 92 años, última monja capuchina en Manresa, se traslada este miércoles a una residencia
Lleida - Publicado el
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Pilar Lumbreras tiene 92 años y ha sido la última monja en activo al convento de las hermanas capuchinas de Manresa, la ciudad natal de la fundadora de la orden en España. Este miércoles se trasladará a una residencia y su salida provoca el cierre del convento, como en sus usos y funciones en 4 siglos. Con la marcha de la hermana finaliza un legado de 400 años de historia de las capuchinas en la ciudad.
El monasterio de capuchinas en Manresa se fundó a iniciativa de Ángela Serafina desde Santa Margarida la Real de Barcelona, establecimiento que también había fundado ella unos años antes. La fundadora empezó a realizar las gestiones correspondientes en 1608, pero chocó con la pretensión del obispo de Vic de llevar a cabo esta iniciativa desde el monasterio de Zaragoza. Por su parte, los consejeros de la ciudad obtuvieron el visto bueno de Roma, mientras compraban la casa natal de Ángela Serafina, situada en la calle de Talamanca.
La hermana Pilar lumbreras en el cierre del convento de las capuchinas," cada época tiene sus cosas"
La hermana Pilar Lumbreras admite con resignación que marchar "no es una alegría" y añade que "siempre cuesta salir de casa tuya". La hermana entró en el convento de Manresa hace 60 años y era la última inquilina del espacio, y admite que "cada época tiene cosas y estoy segura de que gente consagrada a Dios habrá toda la vida, aunque las formas serán diferentes", explica.
Al convento, en la época más esplendorosa, habían llegado a ser más de 25 monjas clarisas. Cuando ella entró eran 16. "Nunca ha sido una comunidad muy numerosa", señala. Pero de la quincena larga de hace 60 años, cuando Lumbreras entró al convento, la cifra ha ido menguante.
Salir de casa "cuesta", admite la monja, que recuerda que con su marcha se cierra "todo un hecho histórico para la ciudad". Con una única persona al convento, la monja ve que "no tiene sentido continuar y tampoco es viable, porque mantener esta casa no es ninguna broma", sostiene Pilar Lumbreras.
A lo largo del día de hoy, se han vivido escenas de emoción, con la visita de fieles y vecinos que se han despedido de la monja, y han rememorado la larga historia del edificio, que a sido silente testigo de 4 siglos en la historia de la ciudad, con todos los cambios históricos, políticos, y sociales que se han producido en Manresa.
El futuro del edificio, en el centro de la ciudad, se tendrá que decidir conjuntamente
El año 2018 el papa Francisco emitió una instrucción llamada 'Corazón Orans', sobre la vida y la organización de algunas comunidades, a través de la cual se establece la necesidad que – con independencia de los obispados- estén federadas con otros conventos y monasterios con el objetivo de trabajar y tomar decisiones conjuntamente.
La orden de las capuchinas a Manresa ocupa una finca en el centro de la ciudad de más de 4.000 metros cuadrados, casi 2.000 de los cuales construidos. Es un espacio muy atractivo, pero como hándicap, los costes de mantenimiento son considerables.
El futuro del espacio, de con estos 2.000 metros cuadrados construidos, es toda una incógnita. "Esta casa la festeja mucha gente, pero nadie se atreve a decir: me la quedo",señala su última inquilina.
Desde siempre, el deseo de las monjas ha estado que sea "útil" para la ciudad de Manresa. Con todo, el convento depende de una federación de capuchinas que es quienes tendrán su opinión al respecto sobre los usos futuros de este histórico edificio de la capital del Bagés.