Suicidio en Urgencias de Terrassa: La tragedia que destapa el colapso de la sanidad y la crisis de salud mental
La muerte de una paciente tras 48 horas en un box evidencia la saturación de los servicios de urgencias y la urgente necesidad de recursos para la salud mental, mientras los médicos claman por soluciones
Las urgencias de los hospitales catalanes están saturadas
Barcelona - Publicado el - Actualizado
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La trágica muerte por suicidio de una paciente en el Hospital de Terrassa el pasado 22 de agosto ha vuelto a encender todas las alarmas sobre dos realidades críticas y entrelazadas en el sistema sanitario: la precaria atención a la salud mental y la insostenible situación de los servicios de urgencias en Cataluña. El suceso, ocurrido después de que la mujer permaneciera 48 horas en un box de urgencias, ha trascendido el ámbito hospitalario para convertirse en un catalizador del debate social y político, poniendo de manifiesto las profundas grietas de un sistema tensionado al máximo.
urgencias
La voz de alarma de los profesionales
La tragedia no fue un hecho imprevisible. Apenas un mes y medio antes del fatal desenlace, los propios médicos de urgencias del Consorcio Sanitario de Terrassa (CST) habían lanzado una seria advertencia a la gerencia sobre la crítica situación del servicio. A través de un correo electrónico, que posteriormente fue revelado por El Periódico, el comité de empresa alertó de que la seguridad de los pacientes "podría estar en riesgo" debido a la "elevada presión asistencial" y la "cantidad de pacientes que existen actualmente por cada facultativo". Las cifras de aquel día hablaban por sí solas: 104 pacientes en urgencias, de los cuales 30 estaban pendientes de ingreso, 10 requerían monitores y 14 se encontraban atendidos en los pasillos. Ante este panorama desolador, los facultativos advirtieron que se verían obligados a centrarse únicamente en los pacientes que, bajo su criterio, pudieran controlar clínicamente para “minimizar el riesgo de error médico” y “poder garantizar al máximo posible la seguridad del paciente”.
El comité de empresa alertó de que la seguridad de los pacientes "podría estar en riesgo" ante la "elevada presión asistencial".
Protocolos en el punto de mira
En respuesta a la crisis, Mireia Puig, presidenta de la Sociedad Catalana de Medicina de Urgencias, ha explicado que los servicios de urgencias cuentan con protocolos específicos para atender a pacientes con patologías psiquiátricas. Estos son gestionados por los equipos de medicina de urgencias, los de psiquiatría o, de forma coordinada, por ambos. Puig señala que, si bien algunos hospitales disponen de espacios diferenciados para estos pacientes, no es una condición "imprescindible". Lo que sí resulta crucial, subraya, es la existencia de "protocolos compartidos" y la aplicación de "todos los procedimientos" necesarios para vigilar de cerca los riesgos de autolesión que se hayan podido identificar en un paciente durante toda su estancia hospitalaria. El debate se centra, por tanto, no solo en la falta de espacio físico, sino en la robustez y la correcta aplicación de los protocolos de seguridad y seguimiento para los pacientes más vulnerables.
Box de urgencias
La saturación de las urgencias: un problema crónico
El caso de Terrassa es la punta del iceberg de un problema sistémico. Las cifras son contundentes: los servicios de urgencias en Cataluña atendieron 3.893.183 visitas en 2024, lo que supone un alarmante incremento del 21% respecto a 2021. De estos, aproximadamente un 10% requiere hospitalización, una estadística que destapa la falta de camas no solo en los hospitales generales, sino también en los centros sociosanitarios y la escasez de recursos especializados y de atención domiciliaria. La doctora Puig lamenta que los profesionales llevan tiempo "preocupados" por este "incremento muy importante" de la carga asistencial. Este aumento se atribuye a una combinación de factores: el crecimiento demográfico y las "dificultades" de acceso a la atención primaria y especializada, que provocan que muchos pacientes acaben buscando en las urgencias una solución a sus problemas de salud.
Llevamos tiempo preocupados por un incremento muy importante de visitas a urgencias y de las esperas.
Reacciones políticas y exigencia de recursos
La conmoción por el suicidio ha provocado una cascada de reacciones políticas. Grupos de la oposición en el Parlament de Catalunya, como ERC y el PP, han reclamado explicaciones urgentes al Govern y han solicitado la comparecencia de altos cargos sanitarios, incluida la consellera Olga Pané. A nivel local, el Ayuntamiento de Terrassa ha ido un paso más allá, pidiendo que se abra una investigación exhaustiva sobre el caso y exigiendo un aumento significativo de los recursos destinados a la salud mental, una de las áreas más desfinanciadas y con mayor demanda de la sanidad pública.
La defensa del hospital y la búsqueda de soluciones
Por su parte, el Consorcio Sanitario de Terrassa ha defendido la actuación de su personal a través de un comunicado. En él, aseguran que los médicos "actuaron con profesionalidad" y que la paciente "durante las 48 horas fue atendida por el equipo del Área de Medicina y el equipo de Psiquiatría coordinadamente, quienes actuaron con profesionalidad haciendo la valoración de la paciente y el seguimiento clínico según las actuaciones establecidas en estos casos". Mientras tanto, Mireia Puig insiste en la necesidad de dialogar con la administración para encontrar "soluciones" y "nuevas fórmulas" que permitan a las urgencias ser más "eficientes". El objetivo, afirma, es doble: reducir al mínimo el número de ingresos hospitalarios y, cuando estos sean inevitables, agilizar el proceso al máximo. "Este es un efecto que se ha visto muy marcado en los últimos años y que la Sociedad Catalana de Medicina de Urgencias ve with preocupación porque impacta directamente en la asistencia", advierte Puig, resumiendo un clamor que exige medidas urgentes para que una tragedia así no vuelva a repetirse.
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