La piel del kiwi: el tesoro nutritivo que estamos desaprovechando
Comer el kiwi sin pelar triplica sus antioxidantes y aporta más fibra, vitaminas y beneficios digestivos, además de contribuir al cuidado del planeta.
La piel del kiwi: el tesoro nutritivo que estamos desaprovechando
Barcelona - Publicado el
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El kiwi es una de las frutas más valoradas por su sabor refrescante y alto contenido en vitamina C. Sin embargo, la mayoría de las personas pelan el kiwi antes de comerlo, desaprovechando una parte que podría marcar una gran diferencia para la salud. Expertos en nutrición señalan que la piel del kiwi es una fuente excepcional de fibra, antioxidantes y vitaminas.
Según la reconocida divulgadora científica Boticaria García, consumir el kiwi entero —con piel incluida— aporta tres veces más antioxidantes que solo la pulpa, además de un 50% más de fibra, un 34% más de vitamina E y un 32% más de ácido fólico. Estas cifras revelan que la piel es mucho más que una simple envoltura rugosa.
La fibra dietética presente en la piel favorece la digestión, regula el tránsito intestinal y puede ayudar a reducir los niveles de colesterol y glucosa en sangre. Esto la convierte en una aliada esencial para prevenir enfermedades cardiovasculares y metabólicas.
Uno de los principales obstáculos es la textura de la piel, que muchas personas encuentran desagradable. Ante ello, los nutricionistas recomiendan probar primero el kiwi amarillo (o dorado), cuya piel es más fina, menos peluda y más suave al paladar. Basta con lavarlo bien bajo el grifo y frotarlo ligeramente para eliminar impurezas.
Más allá de lo nutricional, comer el kiwi entero también tiene ventajas medioambientales. Esta práctica reduce el desperdicio alimentario, optimiza el uso de recursos naturales y disminuye la huella de carbono asociada al cultivo y transporte. Además, evita el uso de utensilios para pelarlo, lo que supone un pequeño ahorro de tiempo y energía.
Otra característica destacada es la presencia de actinidina, una enzima que facilita la digestión de proteínas y que incluso puede utilizarse como ablandador natural en carnes y pescados. Frotar un trozo de piel sobre la superficie antes de cocinarlos puede mejorar su textura de manera natural.
Esta tendencia de aprovechar las partes menos comunes de los alimentos no se limita al kiwi. Otras frutas como la manzana, la pera o la uva también tienen pieles ricas en nutrientes que suelen ser descartadas. En muchos casos, son las zonas más concentradas en fibra y antioxidantes.
En resumen, comer kiwi con piel no solo es seguro, sino también recomendable. Se trata de un cambio de hábito sencillo, accesible para todos, que mejora la nutrición, apoya la sostenibilidad y nos ayuda a desarrollar una relación más consciente con la alimentación. La próxima vez que tengas un kiwi en la mano, piénsatelo dos veces antes de pelarlo.