Valladolid despide a Chuso, un sacerdote cercano a niños, familias y enfermos: “Gente maravillosa”
Este sábado a las 12:00, la parroquia del Sagrado Corazón acogerá el funeral por su eterno descanso
Valladolid - Publicado el - Actualizado
5 min lectura
“¡Qué alegría!” “Gente maravillosa”. “Amiguito”... Así era Chuso y así te recibía en la puerta de su parroquia, Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Un hombre sencillo, generoso, cercano y que supo cómo acercar la Iglesia a los más pequeños, a las familias, pero también llevarla a hospitales, a casas. Él era Jesús Lada. Un asturiano que tras recorrer Logroño y Barcelona acabó en Valladolid donde formó una gran familia que hoy llora su pérdida. Y hoy en Mediodía COPE, lo estamos recordando.
Porque Chuso tenía un don, o varios, o tal vez todos. En su trato, se veía a Dios: una bondad infinita, una cercanía familiar, una sonrisa permanente y una palabra oportuna que cura que sana y que transforma corazones.
Cercano a los grupos parroquiales
Animaba a los grupos parroquiales infantiles, a los juveniles. Todas las parroquias por donde ha pasado estaban llenas de niños, de familias, de jóvenes en busca de aliento. Hoy no hay consuelo para ninguno de ellos. ¿Qué nos dirías hoy? Te seguimos escuchando en nuestros corazones, pero hoy todos tenemos que decirte a ti. Desde los más pequeños: Esmeralda y Guillermo. “Es como que no se hubiera ido. Va a estar en nuestro corazones. Sé que nos va a cuidar mucho desde el cielo”. “Es imposible de olvidar”. Su hermano Guillermo grita: “Eres nuestro ángel de la guarda. Te queremos”.
Miguel y Mario tienen 16 años. Recibieron el bautismo y la primera comunión de la mano de Jesús: “Un cura magnífica. Sus misas son imprescindibles, únicas, no eran como otras. Te lo pasabas bien. Le quiero mucho”, dice Miguel. Para Mario es “un ejemplo a seguir y siempre ha estado ahí por la comunidad”.
César y Sara disfrutaron de los grupos juveniles con Jesús. Ratos de reflexión, pero también de amistad. Han pasado años, ya son padres, pero nunca olvidarán el rastro que deja en ellos. “Era una persona buena en el sentido más grande de la palabra. Sin darme cuenta me hacía ver la importancia de los sencillo. Era una persona de paz que nos protegía”. Para César hoy también es un día difícil: “La persona más buena que he conocido. Es un día triste y le echaremos mucho de menos”.
Chuso, acompañado de familias que participaron en los grupos parroquiales juveniles
Familias que hoy están un poco huérfanas de padre, como Ángela y Sergio, un matrimonio muy cercano a Chuso. “Te vamos a querer siempre. El amor de Dios plasmado en la tierra. Transmitías paz y serenidad. No te vas a ir porque vas a estar aquí con nosotros. Eres Jesús en la tierra”. O María, una mamá que recuerda la huella de Jesús en el corazón de sus hijas. “Transmitía paz, calma, calidez. Llenaba la Iglesia de niños y jóvenes”.
Hoy es un día difícil sin ti, para todos los que hacen Iglesia de tu mano. Pili es profesora, es catequista y tú siempre estuviste cerca de ella. “Siempre estaba en la puerta y nos saludaba con mucho amor, visitaba a los enfermos. Una mano cercana amiga y cariñosa. Se va parte de nuestra visa. Le vamos a echar mucho de menos. Te queremos. Descansa en paz y cuídanos desde el cielo”.
Cuidaba a las familias y atendía a los enfermos. En sus casas...Paquita bien lo sabe. Su madre Concha ya no podía ir a Misa, una de sus grandes pasiones, y la Iglesia fue a ella, en casa y en el hospital donde estuvo ingresada. “Nos ayudó en todo. Su comportamiento con los mayores fue ejemplar. Llevaba la Comunión a nuestra madre cuando no podía moverse, igual en el hospital. Nunca le olvidaremos”.
Chuso celebrando Misa familiar en la parroquia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón (Valladolid)
Y en el Hospital Río Hortega de Valladolid, donde cada día celebraba Misa por los enfermos. El mismo hospital donde recibía tratamiento para seguir luchando, para seguir ayudando. Lo has hecho hasta el final y recibiendo el calor que tú siempre dabas. Lourdes agradece haber estado a tu lado. “Gracias por haberme dejado cuidarte. Acompañándole hasta el final. Te llevaremos siempre en nuestro corazón. Por siempre. Te queremos. Nos veremos en el cielo”.
Los dones de Chuso
Tenía el don de ser amable con todos y querido por todos. Hoy descansas junto a tu madre, mientras tu familia en la tierra te piensa y te siente. Seguro que allá donde estés habrá montañas, pastos y paz, como la que encontrabas en tu tierra asturiana. Seguro que comiendo la tortilla de patatas que tanto te gustaba y bebiendo agua. Decías que no había nada más sano.
Tu familia te inspiró, el padre Jesús Lada Camblor y el padre Aquilino Tuñón, un 29 de septiembre de 1970, siguiendo sus pasos entregaste por primera vez el “sí” en la Congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón. En 1977 ya eras sacerdote. Tu labor la reconocen tus feligreses, pero también el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello. “Agradecimiento por el servicio que ha prestado. Lo que quiero resaltar es su cercanía, su cariño su ternura. Mi oración por su eterno descanso”.
Vida entregada a los demás
En los últimos años, la enfermedad, pero él nunca se quejaba. Siempre te agarrabas al optimismo y al Evangelio: “Sed felices, y haced felices a los demás”. Él sólo concebía una vida entregada a los demás, lo demás no tenía sentido.
Hoy te acompañamos en tu parroquia y mañana sábado a las 12 nos uniremos a la Misa que por primera vez no presidirás.
Valladolid despide a Chuso, un sacerdote cercano y lleno de bondad
Pero aquí nadie se despide, porque Jesús se queda con nosotros, en cada palabra que sembró en cada uno de nuestros corazones. En él se cumple la promesa del Corazón de Jesús: “Yo os daré descanso”.
Descansa en paz, Chuso.