El once por ciento de los jóvenes entre 16 y 29 años que han nacido en Castilla y León, no vive aquí. Una cifra que se eleva hasta el 24 en el caso de los que tienen entre 30 y 34 años. La sangría demográfica es uno de los grandes retos de esta comunidad, como también es el objetivo de detener el éxodo de población juvenil. La fuga de cerebros de jóvenes que se han formado en las aulas universitarias de la comunidad, pero que buscan su primera oportunidad laboral fuera.

El Gobierno autonómico quiere retener talento y para ello otorgará 200 becas a estudiantes de posgrado para un contrato de entre seis y nueve meses de duración en empresas, centros tecnológicos y asociaciones de Castilla y León. La base es buena, a la vista de la capacidad de nuestras universidades para atraer ese talento, según ha explicado a Herrera en COPE la directora general de Universidades e Investigación, Blanca Ares.

Lo que hace falta es que el talento que forman nuestras universidades se quede a trabajar en Castilla y León. Y para ello es esencial acercar los planes de estudio a las necesidades reales de las empresas. Esta colaboración, en forma de becas, permitirá identificar también los perfiles profesionales con mayor demanda en nuestro territorio.

Diego, Cristina y Ainhoa, jóvenes con talento

La Universidad de Valladolid inicia el nuevo curso académico con el gran reto de recuperar a los alumnos a los que ha formado. Un reto compartido con las administraciones que tratan de poner freno a la despoblación. Junto a al sangría demográfica, el éxodo de jóvenes titulados que buscan oportunidades fuera, unos 2.000 cada año en el conjunto de la comunidad. Eso le ocurrió a Diego Ruano, un matemático formado en la UVA. Decidió salir a Dinamarca y Alemania, pero el programa Ramón y Cajal se encargó de recuperarlo, traerlo a casa y hoy es profesor titular de Álgebra en una ciudad competitiva en la que quiere afianzar su proyecto de vida.

Cristina de JesúsSen es una de las jóvenes de Castilla y León que forma parte de ese porcentaje que reside fuera de la Comunidad. Es segoviana, tiene un enorme talento que potencia fuera de su tierra porque aquí no pudo quedarse a estudiar lo que le gustaba. Hoy trabaja para un centro de investigaciones del CSIC Margarita Salas. Allí está desarrollando su trayectoria profesional pero con la esperanza de poder regresar a casa. Da la bienvenida a proyectos como el que ha puesto en marcha el Gobierno autonómico para retener talento con 200 becas a estudiantes de posgrado para conseguir un contrato, pero, de momento, lo considera insuficiente.

En Salamanca está Ainhoa Martínez. El ayuntamiento de la capital es pionero en programas de atracción de talento. Uno de ellos, servirá para que lleguen cinco investigadores.En la primera convocatoria de este programa llegó Ainhoa Martínez. Venía de Alemania, antes había estado en Holanda. Es de Murcia y cuando conoció la iniciativa vio claramente la posibilidad de volver a España. Hace cuatro años que trabaja y vive en Salamanca. Hace un año que terminó la beca del Ayuntamiento. Su proyecto profesional sigue ligado a Salamanca al obtener una plaza de científico titular del CSIC pero también su proyecto personal de vida.