Castilla y León ordena retirar las mascarillas con grafeno por sus posibles riesgos para la salud
Según CSIF, la partida de mascarillas FFP2 retirada había sido distribuida entre el personal de centros de salud y hospitales
Mascarilla FFP2 tirada en la vía pública
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Los equipos de protección de los profesionales sanitarios frente al COVID-19, de nuevo, en el punto de mira. Castilla y León ha ordenado retirar una partida de mascarillas FFP2 por contener grafeno.
Según la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSI-F), estas mascarillas fueron distribuidas “solo” entre el personal de Sacyl. Concretamente, en centros de salud y hospitales.
La orden de la Gerencia Regional de Sanidad instando a su retirada no fue comunicada con la misma celeridad en las nueve provincias. Lo que originó que algunos profesionales sanitarios siguieran usándolas cuando ya se había informado de su contraindicación.
“Parece que están retiradas en todos los centros”, confirma a COPE la presidenta del sindicato en Valladolid, María José San Román. La labor de CSIF y de sus delegados sindicales se centra ahora en la “inspección” de los almacenes para evitar que estas mascarillas lleguen a ser utilizadas por error.
“Hemos estado mirando en centros sociosanitarios de la Junta y de la Diputación y no hay este tipo de mascarillas”, añade San Román.
Solo indicios
Las autoridades sanitarias de Canadá hicieron saltar las alertas ante la posibilidad de que el uso prolongado de estas mascarillas pudiera suponer un riesgo para el sistema respiratorio. Aún son solo indicios. “No está demostrado”, previene la presidenta del Colegio de Enfermería de Valladolid.
Silvia Sáez aplaude la retirada “por precaución” ante la posibilidad de que la salud de los profesionales sanitarios pueda verse comprometida “en un futuro”. Y pide “no alertar”.
A falta de un estudio en profundidad, el uso continuado de una mascarilla en cuya composición se encuentre el grafeno podría suponer posibles afecciones pulmonares. Y “si la acumulación es muy grande”, pasar a la sangre y, de ahí, a otros órganos.
“Está por demostrar”, incide Sáez. La presidenta del Colegio de Enfermería de Valladolid advierte, además, que este riesgo podría no ser exclusivo del uso de mascarillas con grafeno. Es el caso de los profesionales sanitarios, que llevan más de un año sometidos a un uso prolongado de este equipo de protección y que “estamos todo el rato inhalando partículas de polvo”.
Vigilancia
El sindicato CSI-F ha pedido a la Consejería de Sanidad de Castilla y León un seguimiento médico de los profesionales que hayan podido utilizar este tipo de mascarillas. “Tienen que ponerse en contacto con ellos”, ha urgido María José San Román.
Las mascarillas no fueron adquiridas por Sacyl. Circunstancia que ha aprovechado el Colegio Profesional de Enfermería de Valladolid para reiterar a Sanidad la importancia de “unificar” las compras para controlar “bien”, puntualiza Silvia Sáez, qué tipo de protección se ofrece a los profesionales sanitarios frente al COVID-19.