Un palentino inventa las primeras mascarillas sin gomas
José Miguel Tirado, vecino de Baños de Cerrato, ha desarrollado unos puntos adhesivos que ofrecen una perfecta y cómoda sujeción

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Madrid - Publicado el - Actualizado
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Mascarillas existen de todo tipo, quirúrgicas, FFP2, higiénicas. Durante este último año han ido pasando por nuestro rostro todo tipo de enseres para protegernos contra la COVID-19. Todas ellas tienen algo en común, unas gomas que, en ocasiones, resultan bastante molestas para las orejas.
Hemos visto todo tiempo de inventos, desde gomas ajustables hasta salvaorejas que se ajustan en la zona trasera de la cabeza, pero ninguno de estos trucos convencían a José Miguel Tirado Mediavilla, un vecino de la pedanía de Baños de Cerrato, en Palencia.
En una entrevista con Eva Esteban en El Norte de Castilla, explica que, en el trabajo, le costaba “horrores” concentrase. “Estaba todo el rato pendiente de que no me hiciera daño y moviéndolo”, recuerda. Entonces, se le ocurrió la idea de retirar esos cordones que le resultaban tan molestos.
Comenzó a trastear con su impresora 3D y diseñó un salvaorejas, pero le seguía sin convencer. “Empecé con una cosa muy sencillita, que parecía prehistórica, hasta que ha ido evolucionando y ahora estoy muy contento”, admite José Miguel Tirado.
“Tiene cuatro puntos adhesivos, con propiedades diferentes en cada una de las caras. En una de ellas se sujeta muy fuerte a la mascarilla y la otra tiene propiedades que evitan las alergias, el daño a la piel y permiten que se pueda retirar y poner sucesivas veces de la forma más cómoda posible”, cuenta el palentino.

Además, su ajuste al rostro es perfecto, ya que se adapta a cada persona y evita que el aire se escape por arriba y empañe las gafas. Este es otro de los problemas que le llevaban por el camino de la amargura hasta que probó su nuevo invento. “Notas que tira un poco pero es muy suave. Son muy cómodas. Para que os hagáis una idea, me ha pasado de ir a beber y no darme cuenta de que tengo la mascarilla”, reconoce jocosamente.
Estos adhesivos se pueden colocar en cualquiera de las mascarillas que utilizamos normalmente. Suelen ir colocados en las esquinas inferiores y en las superiores, o en la zona más cercana a la nariz para que no molesten y quede totalmente tensado.
Una idea de este calibre tiene que ser patentada. José Miguel admite que tiene hecha la solicitud. “No es que sean un descubrimiento mío las mascarillas adhesivas, lo que sí que he descubierto es la forma de que molesten lo mínimo posible. En este momento, en el proceso de solicitud, hay una oposición de una persona que cree que se parece a la mía. Yo discrepo. Estamos en ese punto, a ver si sale adelante”, afirma.