El proyecto de lucha contra la soledad no deseada en el que trabaja desde hace casi tres años el Ayuntamiento de Ponferrada presentó este miércoles el perfil antropológico del fenómeno en el municipio, identificado con ocho variables, entre las que destaca la tristeza como principal factor de riesgo. Con este diagnóstico, los responsables de la iniciativa esperan poder poner en marcha una “intervención social con enfoque personal” desde una estructura similar a la de una Concejalía, que abordará el “principal problema de la ciudad”, según explicó el concejal responsable del programa, Pedro Muñoz.

A través de 1.300 encuestas personalizadas, el estudio identificó otras variables que influyen en el sentimiento de soledad como los problemas de salud, el uso de la televisión como acompañamiento, la insatisfacción con las relaciones afectivas, la preferencia por vivir acompañado, el bajo nivel de estudios, la falta de uso de redes sociales o la negativa a salir de casa para visitar a familiares y amigos. A partir de estos datos, el equipo trabajará en el diseño de herramientas para que estas personas puedan dar la vuelta a su situación.

Muñoz definió la soledad no deseada como “la epidemia del siglo XXI” y recordó que factores como la edad o el haber tenido hijos también amplifican este sentimiento. En ese sentido, el edil recordó que Castilla y León es la región europea con más población mayor de 80 años y que los datos de Ponferrada son similares, con un 9,2 por ciento de la población por encima de los 70 años. Cuando el “mal silencioso” de la soledad afecta a estas personas, opinó Muñoz, “se demuestra el fracaso de nuestras políticas sanitarias y de servicios sociales”.

A partir de ahora, el equipo elaborará las líneas estratégicas para encarar esta realidad en los distintos sectores de población. Además, la ciudad acogerá “en poco tiempo” un congreso nacional sobre la materia, anunció Muñoz, que subrayó que los integrantes del equipo que ha puesto en marcha este proyecto ya llevan tiempo participando en diferentes encuentros específicos.

Entre los miembros del equipo que ha echado a andar el proyecto se incluyen psicólogos, trabajadores sociales, educadores familiares o enfermeras, que destacaron que el programa pretende abarcar a todos los sectores de población, con especial atención a colectivos como las personas discapacitadas, los dependientes y sus cuidadores, las personas mayores, los enfermos y los jóvenes en riesgo de exclusión.