El coro "La Voz del Paciente", la música como terapia contra la depresión y el estigma
"Les hace sentirse necesarios. Es difícil describir sus caras cuando están cantando. Es algo que hay que ver y escuchar”
Toledo - Publicado el
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"Quien canta, sus males espanta", reza el viejo refrán popular. Y en Toledo, esta sabiduría ha cobrado vida de una forma insospechada, emocionante y profundamente humana: a través del coro La Voz del Paciente, una iniciativa que une música y salud mental, y que está transformando la vida de decenas de personas en Castilla-La Mancha.
Desde su creación en abril de 2024, este coro se ha convertido en mucho más que un proyecto artístico: es una comunidad de apoyo, una forma de romper con el aislamiento, una terapia colectiva en la que participan pacientes con trastorno mental grave, profesionales sanitarios, familiares, cuidadores y voluntarios de coros locales.
Una melodía que nació del compromiso
El origen del proyecto se remonta a experiencias similares desarrolladas en otras comunidades autónomas, gracias a un impulso conjunto de Johnson & Johnson, en colaboración con la plataforma Singerhood, especializada en coros virtuales. El modelo había sido probado con éxito en otras regiones, y Castilla-La Mancha, con su enfoque en la humanización de la sanidad pública, no tardó en sumarse.
“El proyecto encajaba perfectamente con nuestra visión del Hospital del Rey como un centro abierto a la ciudadanía”, explica Maite Marín, directora general de Humanización del SESCAM. “Queríamos que la integración no solo consistiera en que los pacientes salgan, sino también en que la comunidad entre, conviva, comparta. Y qué mejor manera de hacerlo que cantando juntos”.
Desde entonces, el coro ha crecido hasta reunir a 35 personas, que se encuentran regularmente en el Hospitalito del Rey para ensayar canciones en inglés, alemán, latín e italiano. Ensayan dos veces por semana —los jueves y domingos— con disciplina, pero también con alegría. Porque cada ensayo es, para muchos, un punto de encuentro, un espacio de expresión y superación personal.
Cantar como herramienta terapéutica
Los beneficios del canto coral sobre la salud mental están bien documentados: mejora el estado de ánimo, reduce la ansiedad, estimula la memoria y refuerza el sentido de pertenencia. Pero lo que se vive en La Voz del Paciente va más allá de lo clínico.
“Los participantes no solo mejoran su estado emocional, también recuperan la confianza, la autoestima, el vínculo con los demás”, señala Marín. “Sienten que forman parte de algo importante, que sus voces suman, que pueden crear belleza a pesar de sus dificultades”.
Y lo más importante: no se exige tener una gran voz, solo tener ganas de cantar. La inclusión es total. La única condición es el deseo de formar parte del grupo y comprometerse con los ensayos. “Es un coro sin etiquetas”, afirma la Directora de Humanización, “donde pacientes, psiquiatras, enfermeros y voluntarios cantan al mismo nivel”.
Una red coral que crece
La iniciativa toledana no está sola. Forma parte de una red nacional de coros terapéuticos que comparten el mismo espíritu: unir a personas afectadas por trastornos mentales con su entorno a través del canto. De hecho, el coro de Toledo ya ha participado en conciertos conjuntos en Madrid y ha recibido la visita de otros grupos con los que mantienen una colaboración activa.
Este 2025, el gran concierto anual —que hasta ahora se celebraba en el Auditorio Nacional de Madrid— tendrá lugar en el Auditorio de Toledo. El evento, titulado "Mil Cantando Contra la Depresión", reunirá a coristas de toda España en una actuación que promete ser tan conmovedora como simbólica.
“Queremos que sea una celebración, pero también un acto de visibilidad y sensibilización”, explica Maite Marín. “Vivimos en una sociedad en la que la soledad, la depresión y el malestar emocional están cada vez más presentes. Cantar juntos es un gesto de resistencia, de esperanza compartida”.
Rostros y voces detrás del coro
Los testimonios de los participantes hablan por sí solos. Muchos de ellos, residentes del Hospital del Rey, han encontrado en el coro un motivo para levantarse, para enfrentarse al día con ilusión, para sentirse útiles.
“Al principio dudan, creen que no podrán seguir el ritmo, que no tienen voz. Pero luego se descubren a sí mismos en el grupo, se sienten acogidos y necesarios”, relata Marín con emoción. “Es difícil describir sus caras cuando están cantando. Es algo que hay que ver y escuchar”.
La diversidad del grupo también es un valor en sí mismo. Participan tanto hombres como mujeres, personas jóvenes y mayores, profesionales de la salud mental, cuidadores, familiares y también miembros de coros locales que se han sumado como voluntarios.
Curiosamente, quienes se suman desde fuera del ámbito clínico suelen ser en su mayoría mujeres, una tendencia que se repite en muchas actividades sociales. Aun así, en La Voz del Paciente también hay psiquiatras, enfermeros y hombres voluntarios comprometidos con el proyecto. Todos encuentran en el coro una forma distinta de conectar, de compartir, de acompañar.
Cantar para humanizar la salud mental
El coro es también una apuesta firme por la humanización de los cuidados en salud mental. En un entorno todavía cargado de estigma, esta iniciativa demuestra que los tratamientos pueden y deben ir más allá del enfoque clínico. Que una partitura, una armonía, un ensayo grupal pueden tener el mismo valor terapéutico que una sesión de terapia convencional.
“Queremos romper barreras, prejuicios y estigmas”, afirma Marín. “Este coro no solo transforma a quienes cantan en él. También transforma a quienes los escuchamos”.
Y ese es quizás el logro más importante de La Voz del Paciente: hacer que todos, desde su singularidad, encuentren un espacio donde su voz cuenta, donde su historia importa, donde su presencia suma.
Porque al final, cantar juntos no solo espanta los males. También crea comunidad, construye salud y devuelve la esperanza.