Javier de Miguel Cezón se ha alzado ganador en la primera semana del XI Concurso de Narración Corta Infantil entre Colegios, organizado por COPE Guadalajara, con el patrocinio de Centro Comercial Ferial Plaza, la colaboración de Aula Joven y la participación de Ediciones Aache y La Juguetera Alcarreña.

Con el relato titulado 'La inclusión es un valor', este alumno de 6ºB de Primaria del Colegio Sagrado Corazón Agustiniano, en la capital, se ha impuesto a sus otros dos compañeros participantes, Inés Moreno Ochaíta, de 6ºA, y Lucía Monguía Sánchez, de 5ºB.

En las dos próximas semanas, será el turno de los Colegios Púbicos Badiel y San Pedro Apóstol de Guadalajara capital, respectivamente.

De este modo, Javier de Miguel es el primer finalista de nuestro concurso de narración escolar 2024, cuya gran final será realizada el próximo viernes 26 de abril en el Ferial Plaza. El jurado de esta emocionante cita, que será transmitida en directo dentro de la programación de COPE Guadalajara, estará compuesto por la Gerencia del Centro Comercial, por una persona del mundo de la cultura de la provincia y por un representante de Aula Abierta.

A continuación, puedes leer los tres relatos presentados por los concursantes del Sagrado Corazón, en esta primera semana de concurso (también los puedes escuchar en la cabecera de esta noticia locutados por Berta Valenciano).

LA INCLUSIÓN ES UN VALOR

Por: Javier de Miguel Cezón, 6º B

Cuando Leo tenía tres años, le cayó aceite hirviendo en la cara, lo que ha hecho que se le queden cicatrices, que aún permanecen después de todos estos años. Debido a sus cicatrices, siempre ha tenido problemas para hacer amigos, tanto dentro como fuera del colegio.

En la tarde que Leo cumplía once años, fue con su familia al Centro Comercial para comprarse una máscara y participar en un concurso de disfraces. Después de comprarla, Leo se fue corriendo con ella puesta al cine, que era donde se iba a celebrar el concurso de disfraces; ¡quería asegurarse de llegar pronto y no perderse el concurso!

Allí, Leo se encontró con unos chicos que llevaban la misma máscara que él; estuvo todo el rato hablando con ellos y riendo, tanto que cuando nombraron al ganador, le dio igual perder, porque era la primera vez en mucho tiempo que conseguía hablar con alguien sin que se metiese con él por sus cicatrices, y no sólo eso, sino que había conseguido hacer amigos.

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Dos horas más tarde, Leo, con miedo, se quitó la máscara, pero, afortunadamente, a sus nuevos amigos les dio igual que tuviese cicatrices, porque se llevaban tan bien con él que unas cicatrices no iban a cambiar eso. Al día siguiente volvieron a quedar en el Centro Comercial y jugaron en la bolera, los recreativos y en la zona de ocio de la segunda planta.

Ésa fue la primera vez que Leo se sintió aceptado tal y como es.

EL ENORME CORAZÓN DE SERGIO

Por: Inés Moreno Ochaíta, 6º A

Había una vez un niño de 11 años llamado Sergio. Él no tenía muchas cosas que digamos, debido a la situación económica por la que estaba pasando su familia, pero sí tenía un gran corazón.

Un día en su colegio (Sagrado Corazón), se anunció que, gracias a la colaboración de la COPE y el centro comercial Ferial Plaza, los alumnos debían redactar una historia sobre el centro comercial y el ganador ganará un dinero para emplear en el centro comercial.

El niño, muy ilusionado, pensó que podía comprar mucha comida y ropa para él y su familia y quizá algún que otro libro que había querido desde muy pequeño, mientras que otros niños pensaban gastarlo todo en videojuegos y juguetes.

Sergio pasó semanas para que le llegara la inspiración. Como no se le ocurría nada, pensó que sus compañeros le podían ayudar dándole alguna idea, pero cuando fue a preguntar, nadie le quiso responder para que no se copiaran de las ideas de ellos. Sergio, desesperado de mucho pensar, al fin, un día se le ocurrió una idea para su historia y cuando llegó el día de anunciar al ganador, todos, incluido Sergio, se quedaron con la boca abierta al escuchar el nombre de Sergio. El niño se quedó impactado y, después de todo lo que pasó, el niño decidió darle la comida y la ropa a gente que lo necesitara más que él.

UNA TARDE EN EL CINE DIVERTIDISIMA

Por: Lucía Monguía Sánchez, 5º B

Una tarde en el cine, cinco amigos quedan para ver una película nueva de terror, pero no había nadie salvo ellos.

Paula, la más mayor, dijo: "pues a mí me dijeron que iba a haber más gente". Raúl, el más pequeño, dijo: "genial, más espacio para nosotros". Carlota, la mediana, dijo: "¿alguien me acompaña a comprar palomitas? Claudia, Paula y Rosa le acompañaron, pero algo no iba bien, sentían que alguien les seguía.

Mientras Raúl y Fernando se lanzaban por los asientos, las chicas fueron al baño, pero Claudia se quedó encerrada, pero las demás se fueron porque pensaban que ya había salido. Las luces del baño se apagaron y alguien abrió la puerta del baño y se la llevó a una sala cerrada. Los demás no se dieron cuenta porque ya había empezado la película.

En cuanto a Claudia le vendaron los ojos, ella estaba muy asustada, eran las siete y la película acababa también a las siete. Seguía asustada y nerviosa. De pronto, vino un hombre y le dijo: "¿cómo has entrado a ese baño?" y le respondió: "no lo sé".

Claudia no se acordaba de que era el día de los inocentes y sus amigos le habían gastado una broma y el hombre era Fernando, que fue al que se le ocurrió la idea. Se lo dijo y todos se empezaron a reír, ella incluida, aunque se quedó bastante impactada. Estaba a punto de enfadarse pero no se enfadó porque se empezó a reír y todo acabó bien.