El programa que está devolviendo la vida a los pueblos de Cantabria: “No estamos solos”

Impulsado por el Gobierno de Cantabria y la Red Cántabra de Desarrollo Rural, el proyecto busca prevenir la soledad no deseada y reforzar los lazos vecinales en comarcas como Campoo-Los Valles o Saja-Nansa

Álex García

Santander - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

En muchos pueblos de Cantabria el silencio es una constante. No porque falte vida, sino porque cada vez hay menos vecinos. La despoblación, el envejecimiento y las dificultades de movilidad hacen que, en buena parte del medio rural, haya personas mayores que pueden pasar días sin cruzar palabra con nadie. Frente a esa realidad nació el Programa Viernes, una iniciativa del Gobierno de Cantabria, en colaboración con la Red Cántabra de Desarrollo Rural, que busca prevenir la soledad no deseada y reconstruir la red social que siempre caracterizó a los pueblos. 

Desde 2022, el programa se desarrolla en las comarcas de Campoo-Los Valles y Saja-Nansa, donde viven miles de personas mayores, muchas de ellas con vínculos familiares debilitados o con dificultades para desplazarse. Su coordinador autonómico, David Gutiérrez, lo resume con sencillez: “Lo que intentamos es crear comunidad, conectar generaciones y volver a poner en valor la vida compartida”. 

 Un enfoque intergeneracional  

El objetivo no es solo acompañar a quien se siente solo, sino prevenir el aislamiento antes de que aparezca, y hacerlo implicando a todo el mundo: jóvenes, adultos y mayores. “Nosotros hacemos especial incidencia en la prevención, juntando a todas las generaciones en nuestros pueblos”, explicaba Gutiérrez en COPE Cantabria. La fórmula está funcionando. Desde su puesta en marcha, el programa ha impulsado cientos de actividades en pequeños municipios de Cantabria: talleres, paseos, encuentros vecinales, sesiones de cine participativo o proyectos de recuperación de la memoria oral.

En 2024, solo en Campoo-Los Valles, se realizaron más de 400 acciones con más de 2.500 participaciones, cifras que reflejan un interés creciente por parte de los propios vecinos. En muchos pueblos, el programa ha servido de excusa para que personas que llevaban años sin coincidir vuelvan a reunirse y compartir recuerdos. 

 Escuchar antes de actuar  

Uno de los rasgos que diferencian a Viernes de otras iniciativas es su metodología: antes de programar actividades, el equipo escucha a los vecinos, detecta sus necesidades y diseña las intervenciones a partir de lo que ellos proponen. “Lo importante es escucharles sin imponer, sin una visión paternalista, porque son personas de pleno derecho que tienen mucho que decir”, destaca Gutiérrez.

Esa actitud participativa también ha permitido descubrir nuevos talentos, historias y tradiciones que estaban a punto de perderse. En varios pueblos de la zona de Campoo, los encuentros del programa han derivado en la creación de archivos de memoria local, donde los mayores cuentan cómo era la vida en los pueblos hace décadas: la escuela, la siega, los juegos, las fiestas o los cambios en la agricultura. 

 La importancia del vínculo humano  

El impacto del programa va más allá de la estadística. Quienes participan no solo recuperan hábitos sociales, sino también autoestima y sentido de pertenencia. En palabras de uno de los técnicos del proyecto, “cuando consigues que alguien que no salía de casa vuelva a tener ganas de hacerlo, ya estás ganando la partida contra la soledad”.

Y aunque la iniciativa se centra en los mayores, su enfoque es plenamente comunitario e intergeneracional. En algunos talleres se han juntado abuelos, nietos y vecinos de distintas edades para compartir recetas tradicionales, grabar vídeos o simplemente conversar. Lo que podría parecer una actividad sencilla se convierte, en la práctica, en una herramienta poderosa para romper barreras y reforzar los lazos sociales

 Una red que crece  

El Programa Viernes forma parte de una estrategia más amplia de la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad para combatir la soledad no deseada en Cantabria. La intención del Ejecutivo regional es extender el modelo a otras comarcas rurales durante los próximos años, aprovechando el trabajo conjunto con los grupos de acción local.

“Cada pueblo tiene su forma de vivir y su manera de relacionarse, pero todos comparten algo: la necesidad de sentirse parte de algo común”, resume Gutiérrez. Y es que, en una sociedad cada vez más digital y acelerada, este programa recuerda que la mejor red social sigue siendo la de los pueblos, la que se teje con una conversación, un paseo o una tarde compartida en buena compañía.

Porque al final, la soledad no se combate solo con recursos, sino con tiempo, atención y cariño. Y eso, en Cantabria, sigue teniendo un valor incalculable.