España es el país europeo con más casos de acoso escolar. Un problema del que Cantabria no está exenta. Desde la consejería de educación no se facilitan datos oficiales, pero desde asociaciones como Tolerancia 0 frente al bullying, se cifran los casos en 168 aunque “no llegan todos los que existen”.

Es el caso del hijo pequeño de Juan Antonio Berian, David de 12 años. A David le cuesta relacionarse, tiene miedo a ser rechazado por el grupo. Y quizá por eso, quizá por el destino, Alejandro, otro niño que había sufrido acoso escolar, se convirtió en su mejor amigo.

Los dos arrancaron el curso recibiendo collejas por parte de otro compañero. No decían nada, pero Alejandro se revelaba cada vez que pegaban a David. “Lo que ocurría es que ellos no le daban importancia, procuraban distraerse con otras cosas hasta que llegó el momento de una agresión más fuerte”.

Pasaban las semanas, y el hijo de Juan Antonio se refugió en el futbol. Decidió jugar en el equipo del colegio. “Le encantaba, lo veía todo por internet y ahora ya no le gusta, ha dejado de jugar” cuenta con pena y dolor el padre de David.

Un cambio de actitud derivada de la última agresión sufrida por David a quien tras darle dos patadas y tras intentar defenderse, le tiraron al suelo y le siguieron golpeando. “Una de las patadas, la patada fatal, le causó una lesión que le ha obligado a usar muletas durante cuatro semanas” recuerda Juan Antonio.

David tuvo que ser trasladado en ambulancia desde el colegio hasta el hospital Valdecilla y a pesar de lo sucedido el centro escolar entendió el suceso como una pelea. Tal es así que David recibió un parte.

Los colegios, denuncia Juan Antonio no ayudan en esta situación. “Ni el colegio, ni los padres de otros niños quieren decir nada por miedo a represalias contra sus hijos” lamenta el padre de David.

El centro escolar sí puso en marcha el protocolo por acoso escolar pero la familia de David no sabe nada a pesar del tiempo transcurrido.