¿Qué mascarillas nos protegen más de la calima?

Nos hemos acostumbrado a su uso en nuestra vidas y, a veces, no reparamos en que las mascarillas también nos ayudan a prevenir otras circunstancias que no son el coronavirus. Por ejemplo, la calima que tenemos en Canarias estos días y que se hace notar especialmente en personas con patología respiratoria.

El polvo en suspensión característico de la calima está compuesto por óxido de aluminio, sílice, arcilla, yeso, calcita y otros minerales. También contiene partículas microscópicas de otras bacterias, hongos, polen y contaminantes.

Las mascarillas pueden ayudar a minimizar la irritación que producen estas sustancias en nuestro organismo. En este caso, las más útiles serían las FFP2. Así lo aseguran los especialistas, que en este caso relegan a las mascarillas quirúrgicas a un segundo nivel de efectividad frente a la calima. Tienen menos efecto ya que evitan la salida de particulas a la exhalacion, pero filtran menos en la inhalacion.

El uso de la mascarilla en estos casos es habitual para personas que tienen alergia al polvo en suspensión. Una patología que les produce sequedad e irritación en la garganta, nariz seca y la consabida dificultad para respirar, entre otros síntomas.

Al margen de la mascarilla que utilicemos, los sanitarios recomiendan evitar hacer deporte al aire libre, mientras haya calima, por la mayor posibilidad de que respiremos las sustancias que porta el polvo en suspensión.

Al igual que pasa con el covid, las mascarillas caseras tienen una capacidad de filtracion menos que las sanitarias. Entre otras cosas, porque no tienen la certificacion sanitaria ni el marcado CE.

Esta calima nos va a acompañar al menos hasta el jueves, según la Agencia Estatal de Meteorología, que ha activado para mañana martes, el aviso amarillo en todas las islas por este fenómeno.