Un concierto que se quedó sin música: expulsan a alumnos de educación especial y los colegios abandonan la sala
La comunidad educativa y la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria condenan un episodio de exclusión en un concierto escolar
Orquesta Filarmónica de Gran Canaria
Gran Canaria - Publicado el
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Lo que debía ser una mañana de música y aprendizaje terminó en bochorno. Durante un concierto pedagógico de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, el narrador interrumpió para pedir la expulsión de alumnos de centros de educación especial por “hacer ruido” y dificultar la audición. La reacción fue inmediata: colegios enteros se levantaron y abandonaron la sala en solidaridad, dejando de sonar la música y convirtiendo el silencio en la respuesta más elocuente.
“Se estaban expresando como lo hace mi hija”
Nereida, madre de una niña con discapacidad y de un niño de 10 años que asistió al concierto, lo explica con claridad en los micrófonos de Herrera en COPE Gran Canaria: “Estos niños fueron expulsados por su discapacidad”. Recuerda que las personas con discapacidad intelectual se expresan de forma distinta: gritos, sonidos o movimientos que son parte de su comunicación emocional, no una falta de respeto. “Para una vez que acceden a la cultura en igualdad, se les expulsa”, lamenta.
Estos niños fueron expulsados por su discapacidad. Para una vez que acceden a la cultura en igualdad, se les expulsa.
Condolencia y condena desde la orquesta
El Comité de Empresa de la OFGC expresó una condena rotunda y repudió cualquier intento de justificación. Se convocaron reuniones urgentes y, de forma inmediata, se sustituyeron el narrador y los textos del concierto siguiente. Además, los músicos rompieron el negro riguroso de su etiqueta habitual con calcetines de colores y carteles de inclusión en los atriles: un gesto público de reparación simbólica y de alineamiento con la escuela inclusiva.
La Consejería de Educación emitió una nota anunciando que adoptará medidas para “resarcir el agravio”. Las familias reclaman que no quede en declaraciones y que se traduzca en protocolos claros para eventos culturales: formación específica en accesibilidad e inclusión, adaptaciones sensoriales y coordinación previa con centros de educación especial y aulas Enclave.
No es solo sensibilidad: son derechos
La madre recuerda el marco legal: la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y la Ley General de Derechos de las Personas con Discapacidad en España obligan a garantizar la participación en la vida cultural, la accesibilidad universal y a eliminar la discriminación. “No solo se han dañado corazones: se han vulnerado derechos”, subraya.
No solo se han dañado corazones: se han vulnerado derechos
Empatía cotidiana y medidas concretas. Desde ajustes razonables (zonas de descompresión, indicaciones previas sobre momentos de silencio, flexibilizar normas de conducta) hasta formación del personal y señalización que normalice otras formas de expresarse. Y, sobre todo, no volver a excluir. “Preguntémonos qué puedo hacer yo para que esto no se repita: en el súper, en un teatro, en un concierto”, pide Nereida.
El silencio de la sala cuando se marcharon cientos de escolares fue una lección más potente que cualquier narración: la cultura no excluye. La música, como la escuela, solo tiene sentido si cabe todo el mundo. Ahora, instituciones y organizadores tienen la batuta para convertir la indignación en cambios reales y que el próximo concierto pedagógico sea, de verdad, para todos.