Una autónoma desvela su drama: "Sufro un infarto y pienso en mi negocio, no en mi salud"
El crudo testimonio de Inma Suárez, dueña de un estudio de pilates, refleja la precariedad de un colectivo que se ve forzado a elegir entre la salud y el trabajo
Inma Suárez, autónoma
Gran Canaria - Publicado el
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El testimonio de Inma Suárez, una autónoma de Gran Canaria, ha puesto de manifiesto la extrema vulnerabilidad que sufre este colectivo en España. Durante una entrevista en el programa 'Herrera en COPE Gran Canaria con Javier Benítez', Suárez ha relatado cómo, mientras sufría un infarto, su principal preocupación no era su vida, sino la supervivencia de su pequeño negocio, un estudio de pilates que regenta desde hace 22 años.
Infartando, pero 'sin poder parar'
La historia de Inma comenzó el año pasado, cuando tras meses de malestar y fuertes dolores de cabeza, unas clientas la alertaron de su mal aspecto. 'Me dijeron que fuera al centro de salud porque tenía mala cara', ha explicado. Al llegar, el diagnóstico fue demoledor: 'estaba infartando'. Los médicos le practicaron un electrocardiograma y confirmaron la gravedad de la situación, indicándole que necesitaba la implantación de un stent de manera urgente.
Sin embargo, en ese momento crítico, su mente estaba en otro lugar. 'Mi cabeza estaba en mi negocio, yo no estaba pensando en mi salud ni en mi familia', ha confesado. La razón era puramente económica. Tras consultar con su asesoría, descubrió que una sustitución de solo diez días le costaría 'más de 1.500 euros', entre el sueldo y la cotización a la Seguridad Social. Una cifra inasumible.
No me puedo permitir tener un infarto"
Con una prestación por baja de 850 euros al mes y unos gastos fijos mensuales que rondan los 8.000 euros, entre alquiler, seguros y otros costes, la situación era insostenible. 'Me veía en la calle', ha asegurado. Ante este panorama, tomó una decisión drástica: el 12 de diciembre, apenas unos días después del diagnóstico, volvió a trabajar haciendo caso omiso a las advertencias médicas que le alertaban de que 'en la siguiente me quedaba'.
Inma Suárez, autónoma de Gran Canaria
Vivir sin colchón: 'Hoy duermo en el suelo'
El calvario de Inma no es nuevo. La pandemia de la COVID-19 ya había mermado gravemente su negocio, forzándola a dar clases online y perdiendo gran parte de su clientela. La crisis la llevó al límite, hasta el punto de estar 'a punto de perder su casa' por no poder afrontar la hipoteca. 'Tuve que sacrificar la hipoteca de mi casa. Llegaba el tercer mes que entraba ya a que me la quitasen', ha relatado.
Antes de la pandemia tenía un colchón, con la pandemia me quedé con una esterilla y a día de hoy duermo en el suelo"
Esta metáfora ilustra la desaparición de cualquier colchón económico. 'A día de hoy duermo en el suelo, ya no tengo nada', ha explicado para describir su situación actual. A esta precariedad se suma la burocracia y la desconfianza de las instituciones. Ha denunciado la dificultad para acceder a créditos bancarios y cómo se le denegó una ayuda para libros escolares para su hijo por el mero hecho de ser autónoma, bajo la presunción de que 'ganamos más de lo que declaramos'.
Inma Suárez, autónoma de Gran Canaria
La dignidad como única reclamación
La experiencia de Inma está marcada por una vida de sacrificios, heredada de su padre, también autónomo. Ha recordado con dolor cómo no pudo acompañarlo durante su enfermedad ni guardó luto tras su fallecimiento. 'Mi padre se murió un viernes, yo estaba trabajando el lunes porque no podía quedarme en casa', ha contado. Por ello, la reciente manifestación por la dignidad de los autónomos fue un punto de inflexión. 'Ya no estoy sola', ha afirmado, sintiéndose arropada por miles de personas en su misma situación.
Suárez ha comparado el rígido sistema español con el de otros países europeos como Alemania o Portugal, donde los autónomos pueden cotizar por los días efectivamente trabajados, una flexibilidad que aquí no existe. 'Un autónomo trabaja un día al mes y paga el mes entero', ha criticado. A pesar de todo, no pierde la esperanza y defiende su vocación: 'Vale la pena, si es tu sueño, si es tu ilusión. Es el mayor regalo que me ha dado la vida', concluye, con un reclamo final: 'Solo pedimos dignidad'.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.